Thich Nhat Hanh, un contemplativo muy activo

Thich Nhat Hanh ofreció una charla en Madrid sobre meditación.Es uno de los maestros budistas más respetados, después del Dalai Lama. Contemplativo y activo, maestro de meditación y activista por la paz, ha visitado por primera vez España. En Madrid y Barcelona ha impartido sus charlas y sus retiros, con lleno total.

Thich Nhat Hanh nació en Vietnam hace 88 años pero su trabajo en favor de la paz lo llevó al exilio: ni el norte ni el sur del país le permitieron regresar de uno de sus viajes en 1967. En el sur de Francia creó Plum Village, hoy el mayor monasterio budista de Europa. Poeta, escritor prolífico, calígrafo, maestro zen y gran experto en textos budistas y literatura vietnamita, Thay -como lo denominan sus discípulos- viaja por todo el mundo dando conferencias en Universidades y hasta en el Congreso de EEUU sobre “el arte de vivir despiertos”.

Thay llega acompañado de casi cincuenta monjes y monjas budistas de su orden. Con ellos y ellas, todos vestidos con el hábito marrón, comparece en el escenario del teatro Lope de Vega de Madrid. A todos los asistentes –que han pagado 22 euros de entrada con muchos días de antelación- se les invita a comenzar a meditar desde sus asientos: ambas piernas en el suelo, ojos cerrados, cuerpo recto pero relajado, respiración consciente, sonrisa visible… Luego, un canto. Los monjes han hecho el esfuerzo de aprenderlo en español. Un canto para acompasar la respiración y hacernos conscientes de su importancia, que apunta ya el contenido esencial de la charla:

Inspirando, espirando,
yo me siento
como una flor
y tan fresco como el rocío.
Yo soy sólido
como una montaña,
y tan firme como la tierra.
Yo soy libre…

Inspirando, espirando,
soy como agua
que refleja
lo que es bello y verdadero.
Y yo siento
que hay espacio
muy dentro de mi.
Libertad, libertad, libertad…

Thay ha realizado en España una amplia gira de presentaciones y retiros.Con esta preparación, el maestro, sentado en el centro del escenario, menudo y frágil, pero trasmitiendo energía y serenidad y con un aspecto envidiable para su edad, comienza su charla: felicidad y sufrimiento van de la mano; la flor del loto se cría en el lodo y no crece sin él; sin entender y aceptar nuestro sufrimiento no podemos generar felicidad; sin compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás no seremos personas de paz.

Solo el que, con coraje, es capaz de mirar en su interior y comprender su sufrimiento, sacará de él algo positivo. Y solo el que es capaz de comprender el sufrimiento de los demás con compasión, podrá superar sus diferencias y amarlos. La compasión ha de aceptar y abrazar al sufrimiento como una madre abraza a su hijo con ternura.

Compasión, por tanto, hacia uno mismo, hacia el vecino, y hacia la humanidad entera. Y con esa premisa, comienza el momento más bello y emotivo del acto: el canto de los monjes y monjas que, en dos grupos a ambos lados del escenario, cantan, ellas y ellos alternativamente, un mantra, una sola palabra para evocar esos tres estadios de la compasión. Un canto suave pero bellísimo, acompañado por un violín, un chelo y un bongo. En el centro, el maestro mueve suavemente sus manos dibujando los “mudras”, gestos sagrados que indican diferentes formas de sabiduría y benevolencia. El canto de compasión, se nos explica, nos invita también a sentir la fuerza de la comunidad entera actuando a favor nuestro, curando nuestras heridas. Se nos invita a aceptar esa fuerza, a pedir esa ayuda cuando nos sentimos incapaces de cargar con nuestro propio fardo vital.

-	El fundador de Plum Village invita a buscar el camino que lleva a la felicidad y la comprensión. Tras el canto, Thich Naht Hanh retoma su charla para explicar, con carácter más práctico, cómo transitar el camino que ha de llevar hacia la compasión, la felicidad y la paz. Y el camino, dice, consiste en practicar el arte de la plena consciencia, lo que hoy la psicología ha venido a llamar “mindfulness” o atención plena, el arte de vivir con intensidad el momento presente. Porque tenemos una cita con la vida y esa cita es en el ahora: el futuro no ha llegado y el pasado ya se ha ido; solo en el presente soy capaz de percibir los regalos que la vida me ofrece, dice. A pesar de ello, dejamos que nuestros pensamientos nos alejen del “aquí y ahora” hacia mundos de ensoñación que nos producen dolor. Y la vía para venir al momento presente es centrarnos en nuestra respiración: cuando respiramos, mente y cuerpo están en sintonía, puedo alejar mis pensamientos, puedo venir a habitar mi propia casa, que es mi cuerpo, que es donde primero se manifiesta la vida. Cada inspiración y espiración nos descubre que estamos vivos y que eso es un milagro, el mayor de los milagros. ¿A qué esperamos, pues, para celebrarlo?

“Llevamos una lámpara dentro de nosotros, la lámpara de la plena consciencia, que puede ser encendida en cualquier momento. El aceite de esta lámpara es nuestra respiración, nuestros pasos y nuestra pacífica sonrisa.”

La práctica de la plena consciencia –sigue- genera una energía que ayuda a restaurar nuestra frescura inicial, porque todos somos una flor en el jardín de la humanidad. Y debemos cuidar de nosotros mismos para no perder nuestra belleza; la práctica de la atención plena nos ayuda a recuperar esa frescura en nosotros y en los demás.

Para terminar, y volviendo a la canción de inicio, Thay nos invita a sentirnos “firmes y sólidos como una montaña. En paz, como un lago en calma”. Y, finalmente, “como un espacio de libertad”, que se va agrandando a medida que en nuestro corazón crece la comprensión y compasión hacia el otro que van desalojando la ira y el resentimiento.

En medio del tono poético general hay, sin embargo, espacio para el humor y para el sentido práctico. Largas horas delante del ordenador, recuerda Thich, nos hacen olvidarnos de nuestro cuerpo, abandonarlo a su suerte. Por eso, en el monasterio, una campana recuerda cada 15 minutos que hay que parar, hacer una respiración consciente que nos reconecte a nosotros mismos. En su página Web ofrecen la descarga gratuita de una “campana de la consciencia” que, instalada en nuestro ordenador, nos lo recordará .

Para más información:
http://plumvillage.org

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