Soacha es una localidad colombiana que se encuentra en el departamento de Cundinamarca, cerca de Bogotá. Es una región pobre. Allí tenían su hogar Luz Marina Bernal y María Ubilerma Sanabria, dos madres de familia normales que sacaban adelante a sus hijos. Nunca imaginaron el giro que darían sus vidas, al igual que las de otras familias de Soacha.
Todo comenzó con la repentina desaparición de sus hijos. Fair Leonardo, hijo de Luz Marina, tenía 26 años; Jaime, el hijo de María, tan solo 16. Siguieron meses de una búsqueda incansable, meses de desesperación por no saber dónde estaban sus hijos, qué había sido de ellos. Recorrieron hospitales, albergues y cuántos lugares pasaron por su mente, intentaron denunciar pero se encontraron con la negativa de la Fiscalía. Nada, meses sin averiguar nada. Hasta que llegó la peor de las noticias posibles.
El 16 de septiembre de 2008, Luz Marina recibió una llamada en la que le informaron de que se había encontrado el cadáver de su hijo en una fosa común, le dijeron que era miembro de un grupo armado y había muerto en combate. Fair Leonardo llevaba desaparecido desde el 8 de enero. El hijo de María había desaparecido en febrero de 2008, le entregaron el cadáver a su madre en el mes de noviembre.
Investigaciones posteriores desvelaron que aquel año el ejército colombiano había ejecutado a más de una docena de jóvenes de Soacha, que se encontraron meses después enterrados en fosas comunes. Los mataban y después los presentaban como “guerrilleros muertos en combate”. Todo un “éxito” en la lucha contra los grupos armados que se traducía en sobresueldos y otras prebendas. El caso se conoce como los “falsos positivos”. Difícil imaginar el estupor de las familias. Me quedo sin palabras para seguir contando esta historia, pero las madres siguen haciéndolo.
De madres a activistas
Luz Marina, María y otras madres de la localidad se unieron para reclamar justicia por el asesinato de sus hijos. Desde entonces se las conoce como las Madres de Soacha. En este tiempo no solo han cambiado sus vidas, ellas mismas reconocen que ha cambiado su forma de pensar, de actuar, incluso su manera de hablar. Han utilizado toda su creatividad, toda su imaginación para buscar nuevas formas de llamar la atención sobre lo sucedido y romper las barreras de la impunidad. El Gobierno colombiano prefiere pasar página. Como ellas dicen “luchar contra un Estado como Colombia es algo muy difícil”. Pero se mantienen firmes “con el apoyo de todas las personas que nos están llevando de la mano, creemos que se va a lograr algo”, aseguran.
Su determinación las ha llevado a salir de su Colombia natal y recorrer otros países. Han logrado el apoyo de organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales. En 2010, en una gira organizada por Amnistía Internacional estuvieron en España y en otros países europeos. Su voz se escuchó también en el Parlamento Europeo. Este año han vuelto, en el mes de marzo, para recoger en Barcelona el Premio Constructoras de Paz 2012 que les concedió el Instituto Catalán Internacional por la Paz.
¿De dónde surge su fortaleza? Ellas lo tienen claro: “del amor de madre”, del dolor por la muerte de sus hijos y de la solidaridad entre las familias que han vivido ese mismo dolor. Y también de las organizaciones que las apoyan que, como ellas dicen, “no nos dejan caer”.
Avances, a pesar de las amenazas
Las Madres de Soacha han recibido amenazas y han sido sometidas a vigilancia con el objetivo de acallar su búsqueda de verdad y justicia. De ahí la importancia del apoyo que están recibiendo. En 2010, Amnistía Internacional puso en marcha una acción que culminó con más de 20.000 mensajes y 5.500 rosas en un día de la madre que fue muy especial para ellas. Este tipo de iniciativas les da fuerza y esperanza pero, además, transmite el claro mensaje a las autoridades de que no están solas y eso supone una cierta protección ante las amenazas. En la web de Amnistía Internacional podéis escuchar su emotivo testimonio y sus palabras de agradecimiento por el apoyo recibido de tantas personas desconocidas: www.es.amnesty.org/paises/colombia/madres-soacha
También les ha llegado el apoyo del mundo de la cultura. El documental Retratos de familia, de Alexandra Cardona, cuenta su historia. Podéis ver información sobre el mismo en esta web: www.karameloproducciones.com donde encontraréis también el correo electrónico de contacto de la directora. Contribuir a la difusión del documental, organizar pases, darlo a conocer es una forma de ayudar a que la voz de las Madres de Soacha tenga un mayor alcance.
En el ámbito legal, los avances son muy lentos, los abogados de los militares logran dilatar los procesos. Aún así, se han conseguido dos condenas. Una de ellas, en abril de 2012, condenaba a seis militares por el asesinato de Fair Leonardo. Pero, hasta la fecha, solo se ha condenado a militares de bajo rango. Sigue siendo difícil llegar a quienes tomaron las decisiones y dieron la orden de ejecutarlos. Las Madres de Soacha están decididas a seguir en su búsqueda de justicia, por sus hijos y porque quieren un país en paz. “Si no hay justicia, la paz es muy difícil de lograr”, dicen. La justicia, acabar con la impunidad, es también el camino para evitar que hechos como estos se repitan.
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