La orden de captura lanzada por la CPI (Corte Penal Internacional de la Haya) contra el presidente sudanés, Omar El Bashir, por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, ha levantado bastantes criticas que aluden al doble rasero empleado por una justicia internacional que nunca a hecho un intento por juzgar a ningún gobierno Israelí, de los EE.UU o aliados.
En mi opinión este doble rasero es bastante evidente y se manifiesta claramente en cierto tipo de tribunales de justicia internacional; aunque hay otros tribunales dotados de más garantías en los que se puede confiar.
Podríamos distinguir tres tipos de tribunales internacionales; un primer tipo serian los tribunales AD HOC de la ONU, donde jueces, magistrados y gobiernos o personas acusadas son elegidos por los miembros del Consejo de Seguridad. El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, el de Sierra Leona, el de Ruanda, o el recientemente creado para juzgar el asesinato del ex primer ministro libanes Rafiq el Hariri, corresponden a este grupo. Hasta la fecha, estos tribunales nunca han investigado a personas de gobiernos aliados de los países con más peso en el Consejo de Seguridad. Parece claro también que nunca se establecerá un Tribunal Penal Internacional para Palestina o para el Congo, a pesar de los millones de muertos civiles ocurridos en este ultimo país, pues hay un gran riesgo de que las investigaciones señalen a importantes aliados africanos de EEUU e incluso puedan llegar mas lejos.
La falta de garantías de estos tribunales es bastante notoria y, en algunos casos, los tribunales dependientes de la ONU, fueron sólo creados para conseguir la impunidad jurídica de gobernantes amigos de los países poderosos, como fue en el caso del tribunal ruandés. Las denuncias de algunos fiscales en jefe nombrados, y posteriormente dimitidos cuando no se ciñeron a los intereses de EEUU, así lo atestiguan. Fiscales en Jefe del TPIR (Tribunal Penal Internacional de Ruanda), como Carla del Ponte (1), el fiscal australiano Hourigan o la portavoz del TPIR, Florence Hartmann (2), han denunciado públicamente la manipulación de estos tribunales.
Tribunales nacionales
Un segundo grupo de tribunales internacionales, serían los tribunales nacionales pero con competencia penal internacional, entre ellos estaría la Audiencia Nacional española. En estos tribunales, y a diferencia de los de la ONU, el Consejo de Seguridad no nombra a jueces y fiscales, ni elige acusados. Por lo tanto, la manipulación de las investigaciones no resulta fácil y constituyen los de mayor fiabilidad. En la Audiencia Nacional, sin ir mas lejos, se han dictado autos o abierto investigaciones contra gobernantes y generales por las masacres de Guatemala, de Ruanda, Tibet o, últimamente, contra miembros del gobierno Israelí.
La CPI (Corte Penal Internacional de la Haya) estaría en un tercer tipo de tribunal cuyos fiscales y jefes tampoco son elegidos por el Consejo de Seguridad, lo cual es ya una importante garantía de independencia. Pero ocurre que en la práctica sólo pueden juzgar actos cometidos en países que han firmado el estatuto de Roma. Sin embargo, si el Consejo de Seguridad de la ONU así lo determina, puede autorizar al CPI a juzgar actos criminales en países no firmantes y proporcionarles pruebas. Este ha sido el caso de las investigaciones en Darfur. Evidentemente, el Consejo de Seguridad nunca autorizará ni facilitará pruebas contra gobiernos amigos de quienes son mayoritarios en el Consejo de Seguridad.
Karake Karenzi
En el caso de Darfur, y con independencia de la justicia de los cargos contra Omar El Bashir, llama poderosamente la atención que el segundo cargo de las fuerzas híbridas ONU – UA de mantenimiento de la paz en Darfur, el general ruandés Enmanuel Karake Karenzi, tiene órdenes de captura internacionales por diferentes masacres cometidas en Ruanda y Congo. Así lo dictaminó la Audiencia Nacional española y también lo denunciaron en su tiempo organizaciones como Human Right Watch (3) o Amnistía Internacional (4).
Las protestas llevadas a cabo por varias organizaciones para que la ONU no renovara su nombramiento en octubre del pasado año y fuese entregado a los tribunales no fueron atendidas y K. Karenzi sigue comandando unas fuerzas de paz destinadas a evitar masacres de población civil.
A Karenzi se le acusa de masacres contra población civil congoleña, en Kisangani (Congo) cuando los ejércitos de Ruanda y Uganda, rompieron su alianza y se enfrentaron por el control de la zona de diamantes de la provincia de Oriental (Congo). También se le acusa de la masacre de unos 8000 civiles en Kibeho (Ruanda); una de las pocas bien documentas gracias a testigos del cuerpo de paz australiano, que acaban de editar un libro (5). Igualmente, se le atribuyen la responsabilidad en bastantes asesinatos de activistas africanos, y en el de Maria Flors Sirera Fortuny, enfermera de Médicos del Mundo, nacida en Tremp (Lleida) y testigo molesta de las masacres cometidas por las fuerzas ruandeses.
(1) “The Hunt: Me and My War Criminals» Autora: Carla del Ponte
(2) “Paix et Chatiment”, Autora: Florence Hartmann
(3)[http://www.washingtonpost.com/ac2/related/topic/Human+Rights+W
atch?tid=informline->http://www.washingtonpost.com/ac2/related/topic/Human+Rights+W atch?tid=informline]
(4) Informe Amnistia Internacional: AI:AF 02/01/96s
(5) “Combat medic: an Australian’s eyewitness account of the Kibeho massacre”. Autor Terry Pickard
“¡NEGRO ES BELLO! ¡Dejádmelo gritar!”
Es la voz firme de Chiara Carstellani, médico misionero en el hospital de Kimbau de la República del Congo, que ha lanzado en colaboración con Peacelink la campaña de sensibilización Ndombe kele kitoko (negro es bello) contra los jabones al mercurio y los aclaradores de la piel. El centro de la protesta se encuentra Europa, que manda a África productos estéticos considerados ilegales en el viejo continente. La mayor parte de los cosméticos acusados nacen en Italia, Gran Bretaña, Suiza y EEUU, aunque los productores lo niegan. Otro aspecto alarmante es el mensaje racista que esconde: para una mayor higiene, como si la piel negra fuera distinta y necesitara más limpieza que la blanca. El olor fuerte que notan los chicos africanos es causado por la cantidad de melanina, no por la escasa higiene.
La campaña de la doctora ha recibido el apoyo de investigadores y activistas de varios lugares.
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