
Chile se encuentra inmerso en el proceso más relevante desde las últimas décadas. Por primera vez en su historia está a punto de aprobar una constitución que otorgará un conjunto de derechos sociales y políticos trascendentales para el pueblo
Una constitución que garantiza un Estado social, de derecho, paritaria y con un reconocimiento explícito a los pueblos originarios. Estas líneas gruesas que contiene el proyecto son la columna vertebral que orienta todo el quehacer del país que se quiere construir. Sin duda, su aprobación será el corolario de todo un proceso de acumulación de fuerzas nacido como fruto del levantamiento popular de octubre de 2019 que puso al desnudo las desigualdades e injusticias del neoliberalismo implantado en Chile a través de la dictadura de Pinochet.
El actual sistema solo ha favorecido a los sectores más pudientes, postergando durante décadas las necesidades de amplios sectores del país que han visto restringidos sus proyectos de vida y han tenido que soportar los efectos de un voraz capitalismo neoliberal.

Este ciclo comenzó a cambiar a partir de octubre de 2019 con importantes movilizaciones para exigir el fin de la vigencia de la constitución del dictador. En el plebiscito del 25 de octubre de 2020, la mayoría del pueblo se pronunció por crear una nueva constitución, la cual se concebía sin partidos políticos y con representantes electos para tal fin. Con esa mayoría aplastante se rechazó la opción de los sectores conservadores del país que buscaban la fórmula de una convención mixta, en la cual el desprestigiado parlamento participaría activamente.
En el plebiscito del 25 de octubre de 2020, la mayoría del pueblo se pronunció por crear una nueva constitución
Más del 80% de los votantes dejaron claro que esa fórmula no representaba el sentir de las mayorías. En la votación se reflejó que el poder originario del Estado está en el pueblo. Y de manera soberana se dio el mandato para la elaboración de la nueva carta magna a convencionales, quienes fueron electos en un proceso de votación democrático e informado. Esa fue la voluntad popular expresada en las urnas por primera vez en la historia republicana.

Por el contrario, la derecha propuso mantener el estado actual de cosas y trató de mantener en vigor la constitución del dictador. Para ese fin utilizó, al igual que hoy, todo su poder y capacidad de influencia. Creada la Convención para elaborar la nueva constitución, se dedicó a desprestigiar el trabajo que los constituyentes realizaban, difundiendo mentiras o realizando acciones reñidas con el espíritu republicano que exigía el proceso en curso. Con su proceder alimentaron las campañas descalificatorias.
Sin embargo, una gran mayoría cumplió con las expectativas y los tiempos que se le impusieron. Ha sido un ejemplo de deliberación y participación democrática en la que, por primera vez en la historia de Chile y de la humanidad, la inclusión paritaria de hombres y mujeres ha sido uno de los factores relevantes.
Las diferencias con el mecanismo que empleó el dictador para instalar su constitución son siderales, entre otras, más de siete años en construirla, con un grupo selecto de amanuenses; sin democracia; con una represión brutal; sin registros electorales y destinada a favorecer los intereses de una minoría.
La propuesta de nueva constitución afecta los intereses de los sectores más acomodados en Chile. De ahí que, en estos días previos al plebiscito del cuatro de septiembre, han desatado una feroz campaña para lograr que esta propuesta no sea aprobada. Sin duda, su aprobación es la madre de todas las batallas por la importancia de lo que está en juego y no trepidan en gastos, en mentiras y tergiversaciones con tal de engañar al pueblo y, en esta ocasión, con su consigna de rechazo para reformar.
La propuesta de nueva constitución afecta los intereses de los sectores más pudientes en Chile
El pueblo dirá la última palabra y esperamos que sin vacilaciones ratifique la nueva constitución que siente las bases para un país más justo, igualitario y de cara a un futuro con certezas, derechos y dignidad nunca antes logrados.

Algunos de los derechos y reconocimientos por parte del Estado que contiene la nueva constitución
Además del reconocimiento de derechos tales como el derecho humano al agua, a la vivienda digna y adecuada o al trabajo decente, en la propuesta se reconoce el derecho a la huelga para el sector privado y el sector público, excepto para las Fuerzas Armadas y la policía; el derecho al ocio, al descanso y a disfrutar del tiempo libre; el derecho a la memoria y su relación con las garantías de no repetición y los derechos a la verdad, justicia y reparación integral.
Asimismo, el Estado reconoce y promueve el buen vivir como una relación de equilibrio armónico entre las personas, la naturaleza y la organización de la sociedad; reconoce y protege a las familias en sus diversas formas, expresiones y modos de vida y les garantiza una vida digna; el trabajo doméstico es reconocido como una labor económica que debe ser remunerada. Estos son algunos reconocimientos estatales, sin olvidar la integración paritaria en todos los órganos del Estado.
La propuesta de constitución recoge también en gran parte nuestras demandas históricas como comunidad organizada de chilenos del exterior, básicamente, los siguientes aspectos: nacionalidad, ciudadanía, representación parlamentaria y retorno. Por primera vez en una constitución se reconocen los derechos de las personas chilenas residentes en el extranjero: “Forman parte de la comunidad política del país”, asegurando el derecho a votar en las elecciones de carácter nacional, presidenciales, parlamentarias, plebiscitos y consultas. Además: “El Estado asegurará la reunificación familiar y el retorno voluntario al territorio nacional”.
La propuesta de constitución recoge también en gran parte nuestras demandas históricas como comunidad organizada de chilenos del exterior
Otro elemento valorable es el relacionado con el concepto de la ciudadanía que es concedida a toda persona que tenga nacionalidad chilena, eliminando la exigencia del avecindamiento previo. Esto será válido a toda hija o hijo de madre y/o padre chileno, sin restricción al lugar de nacimiento ni tiempo, reconociéndose la nacionalidad a los hijos de chilenos nacidos en el exterior.
Por otra parte, se recoge la experiencia histórica de las medidas represivas ejecutadas en tiempos de la dictadura y/o represión contra el pueblo. Se resuelve además el problema que aun aflige a muchos compatriotas exiliados, a los cuales se les quitó la nacionalidad.
Tenemos claro que nuestro futuro, el de nuestros hijos y nietos se alcanzará a través de la aprobación de esta propuesta constitucional. Por ello ponemos todas las energías y esfuerzos para alcanzar el sueño de una patria más justa, más inclusiva que les dé la dignidad que se merecen todas las personas.
Por Víctor Hugo Sáez
*Co-coordinador de la Red Europea de chilenos por los derechos cívicos y políticos.
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