Este curso escolar ya iniciado, nos trae las primeras incorporaciones de la nueva ley de educación –la llamada Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE)– a las escuelas. Implantándose sobre todo en el ciclo de primaria, esta ley orgánica tendrá que desarrollarse por completo, pero… ¿dedica apartados específicos a la atención a la discapacidad y la diversidad?
Si miramos hacia atrás, en la Declaración de Salamanca de 1994 y, posteriormente, en la de Madrid de 2002, se formularon unos acuerdos entre la UNESCO y el Ministerio de Educación y Ciencia sobre la atención a la diversidad, que es el leit motiv de dicho Marco de Acción sobre las Necesidades Educativas Especiales. De esta manera, se expresa la voluntad de plasmar dichas directrices: “La legislación debe reconocer el principio de igualdad de oportunidades de los niños, jóvenes y adultos con discapacidades en la enseñanza primaria, secundaria y superior, enseñanza impartida, en la medida de lo posible, en centros integrados”. Además, se añade el concepto de flexibilización para atender al alumnado en una escuela para todos y todas. “Los programas de estudios deben adaptarse a las necesidades de los niños y no al revés. Por consiguiente, las escuelas deberán ofrecer opciones curriculares que se adapten a los niños con capacidades e intereses diferentes”.
En la última versión revisada del anteproyecto de ley, de febrero de 2013, aparece lo que podría considerarse la primera mención a la atención a la diversidad: “(…) todo alumnado, como el objeto de una atención en la búsqueda de su propio talento, la ley articulará los mecanismos necesarios para la permeabilidad y retorno entre las diferentes trayectorias y vías…”. Además, se expresa que la calidad de la educación será necesaria para conseguir la igualdad de oportunidades, haciendo hincapié en que el sistema educativo sea integrador, inclusivo y exigente.
Una de las primeras diferencias que aparecen con respecto a la última legislación se refiere al ámbito del plurilingüismo, concepto al que se da bastante importancia. Además de este aspecto, la LOMCE destaca otros dos ámbitos para hacer posible la transformación del sistema educativo: las tecnologías de la información y comunicación y la modernización de la formación profesional.
Se sigue hablando en el currículo de objetivos y competencias y, como medidas de atención a la diversidad, se plantean medidas de flexibilización en la enseñanza y en la evaluación de la lengua extranjera para el alumnado con discapacidad, en especial para quien tenga dificultades en la expresión oral. No se explican cuáles son esas medidas ni de que? forman se van a organizar en los centros docentes.
En la Ley también aparece la intención de tener una especial atención durante esta etapa al diagnóstico precoz y refuerzos para lograr el éxito escolar, así como un enfoque de atención personalizada de los alumnos y alumnas, aunque no se especifica de que? modo se realizará esta organización de refuerzos.
Sin duda, nuestro sistema educativo está también inmerso en una crisis compartida por otros ámbitos sociales. Un pensamiento común sobre nuestros puntos débiles y fuertes podría dar lugar una educación más coherente y no tan inestable que cambie en cada legislatura. Debemos reflexionar sobre los pilares fundamentales de hacia dónde queremos encaminarnos y esto sería un buen comienzo.
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