Hemos oído ya más veces que a este ritmo de crecimiento necesitaríamos tres planetas para poder tener todos el mismo nivel de vida. La situación es grave no sólo desde el punto de vista energético. Dicen los expertos que aunque encontráramos la fuente energética eterna y limpia, lo que acabarían antes serían las materias primas. Y un planeta entero lo necesitaríamos sólo para acumular las basuras que producimos.
Ante un escenario que sigue proponiendo el progreso incesante, el crecimiento del PIB,… sin mirar al futuro, ha nacido la asociación hacia un Decrecimiento Feliz (en contraposición con el concepto de que el decrecimiento es masoquista, infeliz, sacrificado…), que se propone como objetivo el introducir este tema en el debate político y cultural, formulando propuestas prácticas que puedan aplicarse a los estilos de vida tanto individuales como a las opciones de la política administrativa, económica y social.
El tema del decrecimiento está suscitando un interés siempre mayor a nivel social – explica el profesor Mauricio Pallante, experto en ahorro energético e “ideólogo” italiano del decrecimiento feliz – mientras choca con una indiferencia total en el mundo político, académico, sindical y empresarial.
Tres son los ámbitos propuestos por el Movimiento para el Decrecimiento Feliz. El crecimiento de la eficiencia en el uso de los recursos, en particular los energéticos. Para ello se busca que quien tiene tecnología la use para la reducción de las pérdidas y dispersiones, manteniendo el estado de bienestar con menor uso de energía y contribuyendo a recudir la importación y uso de fuentes fósiles. Que quien tiene tecnología promueva la reutilización y reciclado de materiales en desuso, contribuyendo así al ahorro de materias primas. Ambos casos promueven la reducción del PIB, aumentando simultáneamente el bienestar, reduciendo el impacto ambiental y creando ocupación.
El segundo ámbito que produce resultados positivos es el intercambio de residuos entre empresas. Se trata de construir una “bolsa de residuos” para que éstos puedan ser utilizados como materia prima secundaria de otros ciclos productivos. (Gunter Pauli: proyecto “Zero Emission”)
El tercer sector de esta estrategia es la suscripción de códigos comportamentales fundados sobre la responsabilidad ambiental de las empresas, que ante una mayor entidad de inversiones ambientales comportan una reducción de costes de gestión en base al principio de que toda forma de contaminación es un desperdicio. Menos se desperdicia y menos se contamina. Pero se ahorra también en proporción, dice Pallante, “El Movimiento para el Decrecimiento Feliz propone a las empresas que han hecho ya experiencias importantes en estos tres ámbitos que participen a un seminario de estudio en el que definir un código de comportamientos comunes y formas de colaboración con profesionales para potenciar estos tipos de actuaciones y crear intercambios y colaboraciones con artesano que hayan desarrollado profesionalidades coherentes que estos objetivos”.
Para más información: www.decrescitafelice.it