En estos periódicos verticales protagonistas de esta sección, la imagen corresponde a la sección de “anuncios por palabras”. El lenguaje es claro, directo, conciso, sin dejar por ello de ser educado. Lo cortés no quita lo valiente y una buena defensa requiere valor. Las personas que habitan esta casa de Reus han pegado en su puerta una proclama que es un muro semántico, una frontera ideológica como la de Mafalda ante la amenaza de sopa, un “hasta aquí hemos llegado” que detenga la avalancha cotidiana, recrudecida en esta época del año. Una prudente funda de plástico preserva el mensaje de los inmisericordes envites que se avecinan.
Dice Marcel Coderch que para acabar con el capitalismo bastaría una sola ley de un único artículo: “Queda prohibida la publicidad”. Una vez más, la ciudadanía se adelanta a las leyes y empuja a quienes legislan. Este vecindario se autodetermina y proclama qué cosas no está dispuesto a admitir. Y no las admite.
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