El reconocimiento de Palestina como Estado observador en Naciones Unidas y el desarrollo de la operación “Pilar de defensa” el pasado mes de noviembre han puesto una vez más de actualidad la situación del pueblo palestino: una injusticia que perdura desde hace décadas. Para que la opinión pública no olvide la situación de los Territorios Palestinos y, muy especialmente, la de la Franja de Gaza, la Coalición Internacional de la Flotilla de la Libertad está trabajando desde hace tres años a nivel internacional. Una de sus acciones más destacadas tuvo lugar el pasado verano, cuando fletó el velero Estelle con el objetivo de llegar a las costas gazatíes. En España, dicha coalición está representada por la campaña Rumbo a Gaza (RaG), una iniciativa de la sociedad civil que cuenta con el apoyo de un grupo numeroso de activistas. Hemos hablado con dos de ellos, Nacho Prieto y Laura Arau –ésta última, participante en las tres Flotillas de la Libertad, incluida la que fue atacada en 2010 por el ejército israelí–, para conocer más a fondo la situación del pueblo palestino en estos momentos.
En pocas palabras, ¿cómo definirían y a qué creen que se debe realmente el conflicto que libran Israel y Palestina desde hace décadas?
Ante todo, no se puede definir como conflicto. Es una injusticia que dura más de seis décadas, que comenzó por quitar la tierra de unos para dársela a otros y que continuó con la ocupación que Israel hizo en 1967 de lo que quedaba de Territorios Palestinos. Actualmente, Cisjordania está ocupada por fuerzas militares y por más de 400.000 colonos israelíes. La Franja de Gaza sufre un bloqueo total por tierra, mar y aire desde hace más de seis años.
Israel impuso el bloqueo marítimo a la franja de Gaza en 2007, después de que el movimiento islamista Hamás se hiciera con el control de la franja y expulsara de allí a las fuerzas leales a Mahmud Abbás, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP)”. ¿En qué consiste actualmente el bloqueo a Gaza?
Pensamos que aquí también conviene puntualizar que, más allá de la simpatía o no que se tenga hacia Hamás, este partido político fue votado y elegido democráticamente por la población palestina de Gaza y sufrió un intento de golpe de Estado por parte de Fatah con el apoyo de potencias occidentales. Una de las decisiones que tomó Hamás fue la expulsión de varios militantes de Fatah en represalia por ese intento de derrocamiento de un Gobierno legítimamente elegido (y volvemos a indicar que esa fue una decisión de la población palestina).
Israel, que ya no contaba con una fuerza política tan fácil de dominar como en Cisjordania, decidió imponer un bloqueo que, claramente, constituye un castigo colectivo a la Franja entera y que está tipificado como un crimen de lesa humanidad por la IV Convención de Ginebra. Ese crimen sigue prolongándose con la complicidad de la comunidad internacional que no hace nada por evitar un desastre humanitario que no tiene origen en ninguna catástrofe natural -terremoto, tsunami, sequía…- sino en la decisión de un Gobierno, el israelí, que está poniendo a más de un millón y medio de personas al borde de la muerte.
¿Ha cambiado en algo la situación en Palestina después del reconocimiento como Estado observador por la ONU?
Tal vez aún sea pronto para saber qué consecuencias concretas y prácticas pueda tener este reconocimiento. Ahora Palestina puede elevar a tribunales penales internacionales los crímenes que está sufriendo: levantamiento de un muro de segregación condenado por el Tribunal de La Haya, ocupación militar e innumerables colonias por toda Cisjordania, bloqueo de la Franja de Gaza, limpieza étnica en Jerusalén, derecho al retorno de la población expulsada en 1948, etc. Es urgente que cambie la postura del Gobierno palestino y se retome el posicionamiento político que tenga como objetivo claro y único la liberación de Palestina.
¿Cómo es la relación entre Gaza y los territorios de Cisjordania?
Después del intento de golpe de Estado de Fatah tras la elección de Hamás en Gaza, ha habido una relación tensa y de desconfianza. Durante los últimos meses esas diferencias se están limando y se están volviendo a retomar objetivos comunes impulsados por el reconocimiento de Palestina como Estado observador. Este hecho fue celebrado en Gaza y también allí hace pocos días se ha conmemorado el aniversario de la creación de Fatah en un ambiente de cordialidad que pone fin a las malas relaciones de los últimos años.
¿Es éste un problema de religión, de política o de economía?
Es un grave problema de origen político que sigue sin recibir la condena de la comunidad internacional, más bien todo lo contrario. Poniendo un par de ejemplos: lejos de castigar al Gobierno israelí por sus abusos, la Unión Europea tiene a Israel como socio comercial preferente y para los Estados Unidos es una aliado fundamental en Oriente Próximo. Este problema tuvo un origen político cuando las recién creadas Naciones Unidas decidieron dar la tierra de una gente a otra para crear el Estado de Israel, originando una de las mayores y más prolongadas injusticias de la historia.
¿Por qué surgió la iniciativa de poner en marcha las Flotillas de la Libertad en los últimos tres años?
Fue la materialización de la necesidad de la sociedad civil de hacer algo frente a unos Gobiernos e instituciones internacionales que tienen buenas palabras hacia fuera cuando se trata de hablar de libertades pero que, cuando llega el momento de poner soluciones a las vulneraciones de derechos humanos, hacen dejación de sus funciones.
¿Por qué intentar romper el bloqueo a Gaza por mar?
Gaza es la única zona del mundo con un bloqueo total en sus salidas y accesos. En el caso de sus aguas territoriales, ni sus habitantes tienen libertad para salir a navegar, ni al resto del mundo le es permitido llegar en barco a Palestina. Llegar a Gaza por mar es un símbolo de lucha internacional frente a la impunidad con la que el Estado israelí impone una restricción de libertades, no solo al pueblo palestino, sino al resto del mundo.
La primera Flotilla de la Libertad fue asaltada por tropas israelíes. ¿Podrían explicar cómo recuerdan ustedes lo ocurrido y verter un poco de luz sobre el uso de armamento por parte de las fuerzas gubernamentales y sobre cómo se defendieron los miembros de la tripulación?
La sensación fue la de estar viviendo una película de guerra de las que vemos por televisión. Al principio no nos creíamos que se pudiera dar un ataque de un Ejército armado hasta los dientes frente a una población civil desarmada en misión humanitaria y en aguas internacionales. Pero pasó.
Pensamos que estaban disparando bombas de sonido y balas de fogueo, hasta que nos dimos cuenta de que se estaban usando munición real cuando empezaron a pasar frente a nosotros gran cantidad de personas heridas de distinta gravedad. En el barco había centenares de activistas con la misión de romper un bloqueo ilegal e inmoral que continúa existiendo gracias al silencio de los países a los cuales representábamos. No llevábamos ningún arma; nuestra única arma era la solidaridad.
Nos defendimos grabándolo con las cámaras y emitiendo en directo lo que estaba pasando y, para ello, algunos perdieron la vida para proteger al emisor. Fue un ataque totalmente desproporcionado lo que vivimos. No debemos olvidar que lo que nos pasó en ese barco esa noche es lo que viene sufriendo la población palestina desde hace más de 60 años: constantes violaciones del derecho internacional contra todo el pueblo palestino por parte de un Estado que, hasta el momento, actúa impunemente frente a cualquier resolución de Naciones Unidas.
Por aquel entonces, Israel justificó el uso de la fuerza porque se habían utilizado “armas ligeras”. ¿A qué quería referirse el Gobierno israelí?
Suponemos que con “armas ligeras” se referían a los cuchillos que el Ejército israelí sacó de las cocinas del Mavi Marmara en el puerto de Ashdod y que el Embajador de Israel en España, Raphael Schutz, iba mostrando en las entrevistas que ofreció. En dichas entrevistas, por cierto, hizo desafortunadas comparaciones entre las muertes de la Flotilla y los accidentes de tráfico en España.
El poder de difusión y manipulación de la información que el Gobierno israelí tuvo durante nuestro secuestro en prisiones israelíes se vino abajo cuando salimos de allí y pudimos contar lo que vivimos. Esto nos debe hacer reflexionar sobre las barbaridades que pueden llegar a difundir algunos medios de comunicación.
Ante la muerte de nueve personas y los numerosos heridos, el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, lamentó los “imprevistos” que habían surgido en torno al asalto de la Flotilla. ¿Qué les sugirieron estas declaraciones?
Estos personajes no tienen vergüenza. En un Ejército las órdenes van de arriba para abajo. Los imprevistos se gestionan según las órdenes. En este barco se entró a matar bajo órdenes expresas de Ehud Barak y el equipo militar que planeó la masacre.
Ustedes participaron en última flotilla en sus distintas etapas, a bordo del velero Estelle. ¿En qué y en quién pensaron cuando se produjo el asalto en esta última ocasión? Especialmente Laura, en su caso, que ya había vivido el asalto anterior.
(Laura Arau) En esta última ocasión estábamos mejor preparados mentalmente y estratégicamente para un nuevo asalto. En los días previos estuvimos aprendiendo técnicas de resistencia no violenta para afrontar esta situación de ataque que muy probablemente se volvería a dar.
Cada uno tenía su función y practicamos la resistencia pasiva no violenta que tendríamos en el barco si se daba el asalto. En mi caso, cuando se produjo el primer contacto de radio donde nos informaban de que no debíamos ir dirección a Gaza, tuve claro que era la hora de empezar a grabar con mi cámara de vídeo. Mi misión en el Estelle era grabar y salvar el máximo de material para no tener que contar con palabras después sino poder mostrarlo directamente. Cuando te metes en ese rol no piensas en nada más que esto, en no perder la calma y en protegerte a ti y a los que tienes más cerca. Y esto es lo que hice.
¿Habrá una próxima Flotilla de la Libertad? ¿En qué consistirá?
Mientras el bloqueo naval continúe existiendo en la Franja de Gaza y la comunidad internacional siga en su actitud pasiva, continuarán siendo necesarias acciones directas como las de la Flotilla de la Libertad.
Ahora mismo estamos trabajando en una nueva misión que consiste en reconstruir un barco dentro la Franja de Gaza para romper el bloqueo desde dentro. Hay que denunciar que, cada día, los pescadores palestinos se juegan la vida cuando salen a faenar, que a las empresas en Gaza no les es permitida la exportación de productos, que ningún barco de pasajeros puede salir o llegar a Gaza bajo amenaza de asalto israelí…
Queremos denunciar todo lo que pasa en las aguas territoriales palestinas por culpa del ilegal bloqueo israelí, así que hemos pensado en una misión distinta a la de los otros años. Se llama Arca de Gaza y está prevista para este mismo año 2013.
¿Cuándo decidieron/sintieron que querían ser activistas y luchar por esta causa?
(Laura Arau) En mi caso fue en diciembre de 2008 cuando, sentada en el sofá de casa, veía como el Ejército israelí estaba masacrando impunemente y frente a todo el mundo a la población de Gaza. En ese momento pensé que si esto se estaba emitiendo en directo y los gobernantes de nuestros países no estaban haciendo nada era porque también estos eran cómplices. Lo eran ellos y los habitantes del país al que gobernaban. Por lo tanto, yo era cómplice de aquella masacre. Fue muy simple. No quería serlo y decidí empezar a tomar acción para denunciar lo que pasaba y para intentar aportar mi grano de arena en el cambio de esta injusta situación. Contacté con organizaciones que apoyaban la causa palestina y empecé a participar tanto en acciones a nivel estatal como a nivel internacional. Creo que el estado de las cosas solo se cambia con empeño y constancia.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, citado por la agencia de noticias EFE, pronunció las siguientes palabras: “Si a los activistas les preocupasen los derechos humanos irían a Siria”. Si hubiese turno de réplica o de respuesta, ¿qué dirían casi dos años después de los cuales la guerra en Siria se ha vuelto mucho más cruenta y en Palestina el conflicto se ha intensificado?
A finales de los 60 y principios de los 70 la movilización internacional consiguió denunciar y poner fin a la masacre estadounidense en Vietnam. No era el único conflicto, pero sí el que evidenciaba la mayor impunidad, por lo que se luchó para dar un ejemplo que pudiera extrapolarse a otros conflictos.
Hoy en día, los 65 años de limpieza étnica, ocupación, bloqueo y apartheid en Palestina a manos del Gobierno israelí se convierten en un nuevo ejemplo de los límites a los que puede llegar la impunidad. No hay víctimas más o menos importantes ni mayor o menor vulneración de derechos humanos en ninguna parte del mundo y en todos los países y conflictos hay gente trabajando, pero hay que ser realistas y comprender que tras tantas décadas de impunidad en Palestina, el trabajo internacional de denuncia se ha hecho notoriamente visible.
Todos los seres humanos somos iguales y debemos disfrutar de los mismos derechos. Solo un cínico puede hacer unas declaraciones así intentando desviar la atención de los crímenes que él mismo está cometiendo. Animamos a Netanyahu a que trabaje por los derechos de la sociedad civil en Siria, pero antes no dejaremos de recordarle que tiene que empezar por poner orden en su casa.
¿Cuál ha sido el posicionamiento del Gobierno español en las sucesivas flotillas?
Nuestro Gobierno sigue poniendo por delante los acuerdos políticos y comerciales con Israel -entre ellos los armamentísticos- por encima de los derechos de la población palestina y también de los derechos de sus propios ciudadanos y ciudadanas. Nunca ha habido una condena firme ni se han tomado medidas contra los asesinatos cometidos por Israel en el Mavi Marmara ni por los secuestros de ciudadanas del Estado español a manos de fuerzas militares israelíes. Incluso, en esta última flotilla, el Gobierno se ha posicionado sin tapujos junto al Israel afirmando que dicho Estado está legitimado para asaltar barcos de civiles en aguas internacionales y que lo único que piden es que los soldados se “contengan” con los ciudadanos españoles.
¿Veremos algún día cómo se resuelve esta situación?
Lo veremos cuando exista una voluntad política internacional de dar un paso firme que acabe con la ocupación y el bloqueo en Palestina y que ponga fin a la impunidad del Estado israelí, devolviendo a la población palestina sus derechos históricos y compensándoles por los agravios sufridos. La sociedad civil internacional ya dio ese paso hace tiempo movilizándose frente a la pasividad e hipocresía de sus estados. Es hora de que la comunidad política internacional haga caso de sus ciudadanas y ciudadanos y tome una postura firme.
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