Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior del Gobierno de Rajoy, está enfadado. A primeros de marzo, aprovechó una visita a la embajada española ante la Santa Sede, en Roma, para quejarse de que «las vigentes leyes educativas de nuestro país no respetan los acuerdos Iglesia-Estado en cuanto a la asignatura de religión» y que, por eso entre otras cosas, se está elaborando una reforma. Según el político del PP, que se ha reivindicado próximo al Opus Dei, «la religión, según esos acuerdos, no puede ser considerada una “maría” y debe tener el mismo rango que otras asignaturas fundamentales”.
La opinión de Fernández Díaz no es un meteoro en medio del universo. Muy al contrario, desde la Conferencia Episcopal se aprovecha cualquier oportunidad para denunciar que las diferentes leyes educativas aprobadas por los sucesivos parlamentos de la democracia no han prestado la suficiente atención a una materia “que requiere de la misma seriedad académica (contenidos, metodología, textos, evaluación…) que las demás”, tal y como señala en su web la Delegación Diocesana de Enseñanza del Arzobispado de Madrid.
¿Y qué piensa la gente que se dedica a la enseñanza de este poliédrico asunto? El colectivo de Profesor@s Cristian@s de la Enseñanza Pública, un colectivo muy activo desde su creación, en 2011, organizó el pasado 14 de febrero en el Ateneo de Madrid una jornada que llevaba por título: ¿Clases de Religión en la Escuela Pública?. La convocatoria animó la presencia de un nutrido grupo de personas interesadas en un debate que enriquecieron los ponentes, entre los que se encontraban -entre otros- Jose Luis Corzo, del Instituto Superior de Pastoral de Madrid; Francisco Delgado, presidente de Europa Laica; Evaristo Villar, de Redes Cristianas y Avelino Revilla, delegado episcopal de Enseñanza de la Diócesis de Madrid.
Laicidad en aumento
El colectivo de Profesor@s Cristian@s de la Enseñanza Pública no muestra dudas acerca del carácter eminentemente laico de la Escuela Pública. Sobre la Religión se muestran contundentes: “Nuestra opinión es que esta asignatura debería desaparecer tal y cómo está actualmente concebida en el currículo”. Esta es una de las conclusiones que extrajeron tras la jornada celebrada en el Ateneo y que reelaboraron de forma colectiva en un encuentro celebrado por el colectivo dos semanas después, en una parroquia del madrileño barrio de Moratalaz. El delegado episcopal de Enseñanza de Madrid, Avelino Revilla, mantiene una posición muy diferente: “Al Estado no le corresponde imponer un modelo de educación, sino garantizar a las familias el tipo de educación que éstas desean para sus hijos”.
Las opiniones son diversas pero los números desvelan una realidad poco interpretable. De acuerdo con las cifras facilitadas por la Diócesis de Madrid (y en otras diócesis del país pasa algo muy similar), en el curso 2011-2012 solo el 48% de las familias decidieron que sus hijos e hijas cursaran la asignatura de religión en los diferentes niveles educativos: desde primaria a bachiller. El porcentaje de elección, en bachiller, se desploma hasta el 7,6%. “Como muestran las estadísticas, el porcentaje de alumnado que la elige según avanza la vida académica va reduciéndose, por lo que la elección de la asignatura, a nuestro humilde parecer, no se correspondería con una elección de las familias por dicho tipo de enseñanza desde unos criterios de principios y libertades en la formación religiosa de sus hijos e hijas”, reflexionan.
Este dato contrasta con los estudios del CIS. Según el Centro oficial de Investigaciones Sociológicas, a la pregunta “¿Usted se considera creyente de la fe católica?”, un 72% respondió afirmativamente, una cifra un 2% más baja que en 2011. Dado que, de los 7’9 millones de alumnos y alumnas que se matricularon en los ciclos educativos, de infantil a bachiller, en el curso 2011-2012, cinco millones cuatrocientos mil (dos de cada tres) lo hicieron en centros públicos de enseñanza, la conclusión matemática nos acerca más a un país marcado por el laicismo que a la España de procesión y misa diaria que retratan algunos medios de comunicación.
Desde el colectivo de enseñantes cristianos en centros públicos se plantea uno de los quid de la cuestión: “Nos es difícil, pese al empeño de remarcarlo desde la Iglesia, diferenciar entre lo que se hace en las clases de religión y lo que sería la catequesis (…) Para nosotros, esta propuesta de los contenidos propios de la fe, sea cual sea la confesión religiosa, debe hacerse en sus propios lugares de culto y reunión (parroquias, mezquitas, etc.)”.
Y la jerarquía, a lo suyo
Mientras, los dirigentes de la Iglesia jerárquica han retomado viejas fórmulas para afrontar la labor pastoral en los centros de enseñanza, de cara a este siglo XXI. En marzo se celebró en Madrid el Congreso de Profesores de colegios diocesanos organizado por la Delegación Episcopal de Enseñanza bajo el título de Nueva Evangelización. Nueva Escuela. Redescubrir la alegría de la Fe. Entre los ponentes, destacaba la presencia del diputado del PP Eugenio Nasarre, reconocido miembro del Opus Dei, que se encargó de aportar su visión sobre la nueva ley de educación que promueve el ministro Wert en la mesa redonda Análisis de la nueva reforma educativa: LOMCE.
Parece que hay sintonía entre Jorge Fernández Díaz (con sus polémicas declaraciones iniciábamos este reportaje), uno de los ministros con más “vida interior”, los responsables diocesanos de enseñanza y el “padre” de la reforma educativa del Gobierno popular, José Ignacio Wert. La Obra parece tener mucha mano en el futuro de la nueva asignatura de religión. Del “camino” ya se apartará en el próximo curso, con la inestimable participación del ministro Wert, el obstáculo que supone Educación para la Ciudadanía, una materia que, pese a sus carencias, ha aportado notables dosis de valores en una población escolar que necesita como el agua cualquier alimento ético, en un mundo que se parece cada día más a la selva de Tarzán.
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Religión, una asignatura pendiente
La discriminación religiosa adopta muchas formas. Hay países que excluyen a todas las confesiones salvo a una, que viene a ser la religión oficial. Algunos tienen leyes que coartan la actuación de ciertos credos, y otros promulgan leyes que se interpretan arbitrariamente. El libro Freedom of Religion and Belief menciona más ejemplos de intolerancia: “La herejía y los herejes no son meramente imágenes del pasado. […] El rechazo, la persecución y la discriminación que sufren quienes han escogido una senda distinta siguen figurando entre las principales causas de la intolerancia. “La libertad religiosa es un requisito fundamental para calificar de libre a toda sociedad. […] Si no existe libertad de religión ni el derecho de difundir la fe que uno profesa, no puede haber derechos de conciencia ni verdadera democracia”, comentó el sociólogo Bryan Wilson en su libro Human Values in a Changing World (Derechos humanos en un mundo cambiante). Y como reconoció un tribunal francés, “la libertad de creencia es uno de los elementos fundamentales de las libertades públicas”. Así pues, tanto si uno es creyente como si no, debe interesarse por la protección de dicha libertad.
http://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/102011440
http://m.wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/102006167
Religión, una asignatura pendiente
Yo Diria más bien Religiones ….
Yo creo que en esta época en que el mundo se globaliza debemos culturizarnos y estudiar con desprendimiento y respeto todas las religiones para encontrar puntos en común que nos permitan convivir en una sociedad mundialmente globalizado, pero en unidad en diversidad, “unidad de Dios, unidad de la religión y unidad de la humanidad en diversidad”(Fe Bahái)
http://www.youtube.com/watch?v=ePbSxIM6Dqo
Religión, una asignatura pendiente
La actitud de un país ante la libertad religiosa también determina a buen grado su reputación y credibilidad a escala internacional. Un informe presentado en 1997 en una reunión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, en la que se hallan representadas 54 naciones, declaró: “La libertad religiosa es uno de los valores más elevados de la constelación de derechos humanos, pues atañe a la misma esencia de la dignidad humana. Ningún sistema que viole tales derechos (o permita su violación sistemática) puede aspirar legítimamente a pertenecer a la comunidad de estados justos y democráticos que respetan los derechos humanos fundamentales”. La libertad de culto es una de las bases sobre las que se edifican las libertades civil, política, cultural y económica. De minarse los cimientos, se resiente todo el edificio. El profesor Francesco Margiotta-Broglio expresa concisamente esta idea: “Cada vez que se viola la libertad [religiosa], se acaba conculcando otras libertades”. Aunque hay que salvaguardar todas las libertades, la de culto debe tener precedencia.
http://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/2009810
http://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/2006161#h=16:0-18:589
Religión, una asignatura pendiente
Educadores y líderes religiosos participantes del Simposio.
MARRAQUECH, Marruecos — ¿Qué es la espiritualidad? ¿Qué pueden hacer las religiones para estimularla? Y, ¿cuál es el papel de la religión y la espiritualidad en fomentar el bienestar humano?
Las anteriores se encontraban entre las preguntas que consideraron educadores, académicos y teólogos de las religiones mundiales – incluyendo la Fe Bahá’í – en el “Simposio Internacional sobre la Religión, Espiritualidad y Educación para la Prosperidad Humana” que se llevó a cabo del 24 al 26 de febrero en esta ciudad.
El evento – que fue co-convocado por la Fundación Guerrand-Hermès (GHFP) y la Alianza de Civilizaciones de la ONU – estimuló la discusión acerca de la forma en que los jóvenes pueden educarse mejor en cuanto a la religión y la espiritualidad, para abordar problemáticas actuales como la injusticia económica y la degradación ambiental.
“El mundo actual enfrenta una serie de desafíos sin precedentes”, manifestó Scherto Gill, secretario general de la GHFP y convocador del simposio. “A la vez, nos enfrentamos también a tremendas oportunidades, donde los seres humanos se pueden unir y convivir en solidaridad global con los demás, dentro de una gran comunidad global que trabaja por el bien común”.
Para enfrentar dichos desafíos y maximizar las oportunidades, dijo, el mundo debe redefinir su concepto de “prosperidad humana” más allá del modelo de simple crecimiento económico a uno que incluya los conceptos de justicia, espiritualidad y la comprensión de que hay una comunidad más amplia.
“El significado, la conexión y la ética moral se derivan de la dimensión espiritual del ser humano”, expresó el Dr. Gill. “Luego, que hay una necesidad apremiante de educar para desarrollar un sentido más profundo de consciencia de las dimensiones espirituales de nuestras vidas”.
Los participantes describieron el simposio como sugerente e inspirador. Entre éstos estaba Jocelyn Armstrong – educadora de Nueva Zelanda – quien dijo que le había ayudado a comprender la importancia de un abordaje integral a la educación religiosa.
“Se puede hablar de problemáticas como la honestidad e integridad en la clase y luego mirar la manera en que las religiones fomentan estas virtudes”, declaró, “o la forma en que las religiones aprecian el medioambiente”.
Diane Evans, capellán del el Colegio Hereford en el Reino Unido, dijo que a menudo se carece de información correcta en cuanto a las creencias religiosas. “Entre más podamos reunirnos para hablar de la manera para mejorar la educación religiosa, más esperamos poder nutrir nuestros programas para que puedan erradicar muchas de las tensiones”, expresó.
Las consultas fueron inspiradas por 20 trabajos presentados por los participantes, incluyendo trabajos de la Comunidad Internacional Bahá’í, en las cuales se exploran las formas en que los conceptos de religión y “prosperidad humana” pueden integrarse de mejor manera en la educación.
“Esto nos llevó a una discusión sobre la diferencia entre la educación religiosa y la educación espiritual”, dijo el representante bahá’í, Ming Hwee Chong.
“Es únicamente a través de la educación,” dijo éste, “que el potencial latente de cada ser humano puede desarrollarse, ser expresado, y finalmente servir para el beneficio del individuo y su comunidad”.
http://www.bahaielsalvador.org/noticias/2012/03/11/marruecos-simposio-explora-religion-espiritualidad-y-educacion/
Religión, una asignatura pendiente
Deben ante todo educar a los niños en los principios de la religión… y la ciencia pero en medida tal que no perjudique a los niños al transformarse enfanatismo ignorante e intolerancia.” (Bahá’u’lláh)
Todas las religiones enseñan que debemos hacer el bien, ser generosos, sinceros, veraces, obedientes a la ley y fieles; todo esto es razonable y, lógicamente, el único modo por el cual la humanidad puede progresar.
Todas las leyes religiosas concuerdan con la razón, y están adaptadas a los pueblos para quienes fueron creadas, y para la época en la cual debían ser obedecidas.
Lo ideal sería educarles como lo hacen los baháis en los principios de todas las religiones para no guardar ningún tipo de prejuicios, en especial prejuicios religiosos(Las religiones divinas deben ser la causa de unión entre los hombres, y el instrumento de amor y unidad; deben promulgar la paz universal, liberar al hombre de todo prejuicio, conferir alegría y felicidad, practicar la bondad hacia todos los hombres, y suprimir toda diferencia y distinción. Tal como dice Bahá’u’lláh dirigiéndose al mundo de la humanidad: «¡OH pueblo! Sois los frutos de un solo árbol y las hojas de una misma rama».
Aprender a leer y escribir, a realizar operaciones matemáticas y adquirir otras destrezas y contenidos académicos es muy importante para el desarrollo de nuestros hijos; sin embargo, desarrollar cualidades morales, tales como la veracidad, la honestidad, la justicia, el amor, la cortesía, el perdón, y la generosidad es mucho más importante, ya que asegura, que al crecer, nuestros hijos utilizarán todos los conocimientos y capacidades que hayan desarrollado para aportar al bienestar de la humanidad, y no para hacer daño. Cuando la educación académica y la educación religios, moral se combinan adecuadamente, el resultado es “luz sobre luz y todos estos valores no los da la religión