
En América Latina hay ciertos ambientes eclesiásticos que piensan “La teología de la liberación fue una corriente teológica y espiritual importante en los años 80, pero hoy sobrevive solo a través de algunos teólogos de más de 70 años”. Un signo de que eso no es así fue el I Encuentro Nacional de Juventudes y Espiritualidad Liberadora. A principios de mayo, ese encuentro reunió en Fortaleza (en el nordeste brasileño) a más de 400 jóvenes de todo el país. La mayoría tenía de 20 a 30 años y estaba constituida de universitarios y universitarias, pero había también un buen grupo de jóvenes trabajadores rurales y de indígenas. Era una asamblea ecuménica, ya que, más allá de la mayoría católica, había un grupo de jóvenes luteranos, presbiterianos, un pequeño grupo baptista y algunos pentecostales. Entre los consejeros e invitados para ayudar en la coordinación de los grupos de estudio destacaban algunos antiguos teólogos de la liberación, dos pastoras evangélicas y varios cristianos comprometidos en la política.
Los y las jóvenes organizaron el encuentro desde el relato de experiencias personales, de los retos de la realidad y del diálogo intergeneracional. Lo que más impactó a quienes participaron fueron, sin duda, los relatos que revelaron un verdadero exterminio de jóvenes pobres y negros en las periferias de todas las ciudades importantes de Brasil. Muchos de los y las jóvenes allí presentes decían haber perdido compañeros muertos por la policía, que sigue siendo racista y, cuando asesina implacablemente a jóvenes en las calles, justifica que ellos estaban de alguna forma involucrados en el tráfico de drogas, lo que muchas veces no era verdad. Otro punto claro de la realidad: muchos y muchas jóvenes están desilusionados con la política vigente, con los partidos y también con quienes se dicen de izquierda.
Durante toda una mañana, escucharon a Leonardo Boff desarrollar su itinerario teológico, explicar cómo se ligan teología de la liberación y ecoteología y una espiritualidad cósmica. Durante dos tardes, en casi 20 grupos de trabajo, los jóvenes profundizaron en temas como espiritualidad liberadora y ecumenismo, espiritualidad liberadora y actuación de la juventud en la política partidaria, espiritualidad liberadora y movimientos sociales, espiritualidad liberadora, cuerpo y sexualidad, espiritualidad liberadora y artes y otros temas afines.
El encuentro se encerró con una carta de los y las participantes a la juventud brasileña manifestando su alegría por asumir el compromiso de seguir las luchas a favor de la liberación en el campo y en las ciudades, de profundizar en el estudio de la realidad y cómo actuar, de asumir el protagonismo en el desarrollo de una teología de la liberación para hoy y en el diálogo con la actual generación de teólogos y teólogas, vivir una espiritualidad que dé a todos y todas la alegría del bien vivir.
Un punto emocionante que tocó en el corazón de todas las personas presentes fue la celebración del martirio de tantos hermanos y hermanas, muchos jóvenes y otros adultos que dieron su vida por la justicia del Reino. Un gran grupo de jóvenes, miembros de un movimiento que si llama MIRE (Mística y Revolución) visitaron la sepultura de fray Tito Alencar, muerto hace 40 años, víctima de la dictadura brasileña de la época. En medio del encuentro, nos llegó la noticia de la partida de Dom Tomás Balduíno, obispo profeta, testigo del Reino de Dios, que consagró hasta su último suspiro por la vida y liberación de los oprimidos y oprimidas. Ese encuentro reveló que la teología de la liberación está viva y puede contar con el protagonismo de la juventud.