El 22 de noviembre celebrábamos el día de “los sin techo” (si se puede decir celebrar a esto). No creo que “celebrar” sea una palabra adecuada. Porque ¿qué celebramos ese día?
En las calles de nuestras ciudades y pueblos vive de día y de noche cada vez más gente. En Bilbao hay más de 170 hombres y mujeres viviendo así. Los días van pasando y no encuentran su lugar para poder descansar, dónde reclinar la cabeza.
¿Y a mí que? A mí me dice algo esta situación. Hace ya 25 años y en un barrio muy cocido de Bilbao, comenzamos a acoger en nuestra comunidad de Hermanos Capuchinos a personas que se encontraban en estas condiciones. A lo largo de estos años, mucha gente ha vivido junto a nosotros, les hemos acogido a compartir nuestra vida. A decir verdad, hemos tenido con nosotros a personas de muchos tipos diferentes, pero todas ellas en una situación similar.
Al no poder responder a tantas personas que se iban acercando a nuestro hogar, pensamos que sería bueno ir creando pequeños lugares de vida que conforman, junto con un buen número de centros de día y talleres ocupacionales, serían el conjunto de lo que llamaos Bizitegi (en euskera, lugar de vida). Las personas que formamos Bizitegi no vivimos en la calle; cada cual tiene su propio txoko y así vamos caminando.
Pero es evidente que no podemos responder a todas las personas que viven en la calle. Cerca del famoso museo del Guggenheim, tiene un gran edificio. En él está situado el albergue municipal y nos hemos hecho cargo de su gestión. Pero sucede que en este lugar no pueden permanecer a lo largo del día; sólo pueden dormir y desayunar. Estos son los planes del ayuntamiento y nosotros tenemos que aceptarlo así.
Pero ¿qué van a hacer a lo largo del día las personas que duermen en el albergue? Conseguimos un local en otro barrio de Bilbao, Rekalde, y en él llevamos ya seis años acogiendo en la modalidad de centro de día a las personas que allí acuden. Como dicho local se ha quedado muy pequeño para atender a las personas que a él acuden, nos pusimos a buscar otro local y lo encontramos en otro barrio cercano a Otxarkoaga, el de Txurdinaga. Para comenzar a realizar las obras necesarias para poner en funcionamiento este local, pedimos el correspondiente permiso al Ayuntamiento. Tras conseguirlas, nos pusimos manos a la obra. Pero antes de abrir este nuevo centro de día, los vecinos de las casas colindantes a este lugar, han empezado a poner carteles en sus ventanas en las que aparece el lema “Bizitegi ez – Bizitegi no”, además de recogida de firmas, hasta más de 4000 y varias manifestaciones de más de 800 personas. Nunca hemos tenido ni un solo problema hasta este momento allí donde estamos y hemos estado y este es el momento en el que no podemos abrir este centro. Pero lo más lamentable del caso es que los partidos políticos (el poder de los votos es impresionante) se han posicionado a favor de los vecinos y hemos podido ver a la mujer del lehendakari, Begoña Gil, en primer puesto en las manifestaciones y en la defensa de los vecinos en un consejo de distrito de nuestra zona (el ayuntamiento de estos barrios, si pudiese así denominarse).
¿Quién esperaba esto? ¿Qué clase de sociedad estamos levantando entre todos, cuando no somos capaces de acogernos los unos a los otros?