¿El tren de Jesús o sólo el de la JMJ?

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Hace un par de días, uno de mis contactos de facebook tenía puesto en su muro un video sobre la Jornada Mundial de la Juventud. Tenía muchos comentarios que lo valoraban positivamente, así que pinché para verlo. (Lo puedes ver pinchando en la imagen)

Un joven con su mochila en el andén de la estación, esperando un tren. Por los altavoces anuncian que está llegando por la vía 1, y que ese tren sólo pasará una vez en la vida. Mientras se va estacionando, muchas caras jóvenes y sonrientes, desde dentro de los vagones, van invitando al joven a subirse…

Al principio me gustó el video: es breve, con un mensaje claro, con una música agradable, técnicamente está bien hecho, y contiene un simbolismo -el del tren- que siempre me ha parecido sugerente.

Pero poco después me paré a pensar en el mensaje: ¿a qué tren se refiere el video? ¿Están invitando a este joven a subirse al tren de Jesús, o sólo al que lleva a la Jornada Mundial? Evidentemente, se trata del segundo, pues no aparece Jesús por ningún lado en el video, y además su tren pasa por nuestro «andén» más de una vez, y más de dos… Pero entonces, ¿adónde pretendemos conducir a jóvenes como éste? ¿Sólo a la JMJ? ¿Y cuando pase el 21 de agosto no habrá ningún «viaje» significativo al que invitar a nuestros jóvenes?

Sinceramente, cuanto más me paro a pensar sobre este asunto, más me convenzo del riesgo que tiene: convertir la JMJ en un fin en sí misma. No me cabe duda de que es una buena oportunidad pastoral, y yo estaré implicado en ella, acompañaré a muchos jóvenes que participarán, y pondré de mi parte para que este acontecimiento resulte significativo para ellos. Pero me cuesta entender estos planteamientos que quieren hacernos creer que nuestra pastoral, nuestro sentido de Iglesia, nuestro seguimiento de Jesús, nuestra fe, dependen de este acontecimiento. Es como si no existiera otro medio para «atraer» a los jóvenes… Es como si la propuesta de fe que hacemos cotidianamente (y sin tanta «movida») en nuestras comunidades no tuviera sentido… Es como si Jesús necesitara una parafernalia como ésta para «tocar» el corazón de los jóvenes…

El anuncio termina con una llamada: «El Papa te espera». Más de lo mismo… ¿Entonces es el Papa el objeto de nuestra convocatoria? Yo pensaba que, cuando Juan Pablo II inició estas Jornadas de la Juventud, lo que pretendía era convocar a los jóvenes de todo el mundo a un encuentro de fe, al que él se unía como un seguidor de Jesús más… Digo yo entonces que el centro tendrá que ser Jesús, ¿no? Porque -como todo hijo de vecino- el Papa sin Jesús, no puede hacer nada… (me parece que algo de esto dice Él mismo cuando habla de la vid y los sarmientos…).

No quiero en estas líneas poner en duda la figura del obispo de Roma, ni su autoridad, ni su magisterio. Tampoco busco tirar por tierra todos los esfuerzos que una multitud de personas está haciendo para llevar adelante la JMJ. Ni mucho menos pretendo menospreciar el valor que tiene un acontecimiento como éste: que lo tiene… Mi única intención aquí es subrayar un par de cosas. En primer lugar, que nuestra fe no se mantiene sólo y exclusivamente a base de trenes «Express» o de «viajes» extraordinarios, sino sobre todo montando en los «Cercanías» de lo cotidiano y de lo que no es noticia. Y, por otro lado, recordarme y recordar que hay pastoral, y compromiso, y anuncio del Reino, y propuesta de fe, más allá de la JMJ. Porque aunque ésta pueda ser significativa en todos esos aspectos, no podemos olvidar que es Jesús quien está en el centro, que es en su tren donde vamos poco a poco dirigiéndonos hacia el Reino, que sólo Él puede llenar la vida de un joven (y del que no lo es). Ojalá la JMJ, y todas nuestras estructuras, actividades y propuestas, conduzcan siempre a Él, que es el fin de nuestro viaje. Él es quien nos espera… ¡en agosto y siempre! Porque Jesús es Mucho Jesús.

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4 comentarios en «¿El tren de Jesús o sólo el de la JMJ?»

  1. ¿El tren de Jesús o sólo el de la JMJ?
    Supongo que esto es cuestión de imagen, la imagen que las personas que han pagado o realizado el vídeo han querido mostrar.

    Me sumo a tu imagen de una JMJ en la que Jesús sea el centro, en la que la celebración, la fiesta y el compartir sean nuestro pan de cada día, durante esa semana.

    Yo participo en la JMJ, pero no necesito para revitalizar mi fe, ver al papa, no es mi objetivo este mes de agosto.

    Me han encantado tus palabras, y sólo tengo una cosa que decir más JMJ Jesús, Mi Jefe

  2. ¿El tren de Jesús o sólo el de la JMJ?
    Hola, hermano:

    Aunque desde estas tierras la cosa suena más lejana, no deja de crear interrogantes como los que has planteado en el artículo y alguno más, como por ejemplo, ¿no se podría hacer algo que no fuese un montaje y que resultase significativo y testimonial? Toda parafernalia supone una inversión y ahí es donde nos tendríamos que preguntar ¿ese despilfarro es testimonial en un país donde hay millones de parados, donde la juventud tiene problemas para acceder al empleo y a la vivienda, donde hay miles de familias que pasan estrecheces…?

    Y luego está el tema que has planteado tan bien, ¿es un encuentro con quién? Es verdad, se gira en torno a la figura del obispo de Roma cuando el lema es «Arraigados en Cristo». No sé, pero me parece que falla el mensaje, falla el testimonio y nos falla dónde estamos arraigados…

    1. ¿El tren de Jesús o sólo el de la JMJ?
      Gracias, hermano, por tu comentario… De estas cosas y otras parecidas hemos hablado nosotros alguna que otra vez, ¿verdad? Lo del despilfarro es también muy cierto, y te agradezco la aportación. Es otro tema que está ahí muy presente ante la JMJ, y más cuando uno conoce de cerca a jóvenes que no pueden pagarse ni su inscripción para participar… No he querido entrar en ello porque daría para otro artículo… Un abrazo grande!!

  3. ¿El tren de Jesús o sólo el de la JMJ?
    Es una pena que la Iglesia siga mas pendiente de la «cantidad» que de la «calidad». Parece que el éxito de la JMJ se basa en cuantos más jóvenes asistan y se monte en Madrid un buen «mogollón de gente». Con pena, pero sin perder la esperanza, veo en mi Parroquia cómo se deshace la labor de muchos años por los sacerdotes que llevaban más de 30 años ( alguno jubilado ), arrinconando y desacreditando su «legado». Nuevos tiempos y nuevas formas sí, pero excluyentes. Lo de antes «no vale». Se nos ha llegado a decir que «fué un error». Sin saber ni querer saber o conocer a las personas, sólo porque lo nuevo hay que imponerlo.

    Tengo más de 50 años y he sido durante muchos años catequista / monitor de confirmación / APJ ( Agente de Pastoral de Juventud ) y jamás rechazamos a nadie ni obligamos a nadie. Trabajando coordinadamente con el párroco de turno y participando en el consejo pastoral. Ahora, el párroco es el patrón del «chiringuito» y solo vale el ordeno y mando. Para éso le ha nombrado el obispo. Y los feligreses, a obedecer.

    Está muy bien lo de la JMJ, pero en los tiempos que corren, me parece un gasto desorbitado, aunque digan que al contribuyente no le va a costar un euro…no me lo creo.

    Me gustaría ver a la iglesia y a los jóvenes significarse e incorporarse en actos de defensa de los parados, los inmigrantes, en contra de los deshaucios, de la corrupción, de las injusticias sociales…, no sólo en actos hechos por y para nosotros.

    Pero a pesar de todo, como diría José María Díez Alegría, yo creo en la esperanza.

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