50 años (1)

Comienzo con esta columna una serie de tres celebraciones de un mismo aniversario. El medio siglo, la cincuentena. En 1958 se creó Manos Unidas, nació Scouts de Madrid mSc y triunfó en Cuba la revolución. Así que en mis próximas escaleras quería hacer y compartir mis reflexiones sobre cada uno de estos cumpleaños que, cada uno en su estilo, fueron referentes, pioneros, creativos de una forma de mover a la sociedad y sin embargo hoy parecen haber perdido ese tirón, esa frescura, esa alternativa.

Empezaré por el que siento más cerca. Scouts de Madrid, movimiento Scout Católico. Fui scout desde los 11 años. Monitor de un grupo durante casi una docena. Participé en los años 90 en la construcción de esa Asociación como tesorero, como Delegado, como miembro de equipos… Creo, pues, hablar desde la experiencia de haber pasado muchas reuniones, muchas. En esta asociación aprendí (y desaprendí) a hacer democracia desde la base, desde la asamblea, a compartir sueños, a denunciar injusticias… y a construir Iglesia.

La sociedad madrileña ha cambiado mucho desde 1958 y, sinceramente, creo que Scouts de Madrid ha tenido bastante que ver con alguno de estos cambios. Durante unos años (finales de los 70 o casi todos los 80) fue de las pocas asociaciones reconocidas en el ámbito de la educación infantil y juvenil. Planteó alternativas, algunas muy avanzadas e inimaginables para aquellos años (la coeducación…). Fue impulsora y lideró la creación de organismos, instituciones y ferias de juventud (Juvenalia) que tuvieron un papel social relevante en Madrid. De algunas de ellas luego se renegó, como cuando Juvenalia se torció y mercantilizó. Otras, como el Consejo de la Juventud se han mantenido en el tiempo. Tuvo presencia social en aquellos asuntos que preocupaban a la juventud y la infancia (Objeción de conciencia al Servicio Militar, Cooperación para el Desarrollo, Educación para la Paz). Realizó convenios con diferentes ONGs antes de que estas siglas fuesen conocidas, como con Intermón, asociación que en aquellos años se nutría de voluntarios salidos de las filas de los scouts y a la que le organizábamos casi íntegramente su “Día de la Esperanza” cuando se hacia en el Templo de Debod o en el Retiro. El primer Día de la Esperanza se celebró en el Parque Norte, con una pisada de globos por el 0’7 y los escasos asistentes fueron dos grupos scouts de las cercanías. ¿Y qué decir de la Acampada del 0’7 en Madrid en el 93?

En definitiva, Scouts de Madrid ha sido el referente de una asociación abierta, enraizada en el territorio (como los grupos en sus barrios), abanderada en métodos y propuestas educativas, flexible ante los cambios y transformaciones que empezaban a ocurrir, marco ideal para exteriorizar valores e interiorizar actitudes y sobre todo, aprender a crecer y participar en democracia. Optaba por un modelo educativo, de país y de Iglesia acorde con el mundo que quería y se sentía llamada a construir desde aquello de “dejar el mundo en mejores condiciones de cómo estaba cuando entramos en él”. Perseguía un modelo de persona libre, activa, comprometida, tolerante, pacífica y autocrítica.

Hoy no sé si Scouts de Madrid sigue o no siendo el referente, el impulsor, la asociación líder de muchos de los cambios, de las transformaciones que nuestra Comunidad, nuestra iglesia y nuestro planeta necesita. Reconozco que quienes la dirigen están igualmente legitimados que lo que estuvimos otros en el pasado, puesto que han sido elegidos y/o refrendados por su Asamblea. Pero creo que han dado un giro hacia posturas más conservadoras, más en connivencia con la jerarquía eclesial (en otros tiempos los scouts habríamos acampado en señal de apoyo a San Carlos Borromeo y no nos habrían movido de ahí, por ejemplo). No veo innovación, no veo propuestas creativas ni arriesgadas y sobre todo no me los encuentro en los debates sociales. No les he visto en manifestaciones contra la guerra, ni en el foro social de Madrid, ni en las movilizaciones por una vivienda digna ni, en definitiva, en aquellos asuntos que hoy preocupan a la sociedad y a la juventud madrileña. Eso sí, en estos foros, en esas luchas, sí me he re-encontrado con muchos, con casi todos los que en su día construíamos esa asociación y que hoy seguimos trabajando por un mundo mejor en otros ámbitos.

Y me da pena.

ballesteros@cee.upcomillas.es

Autoría

  • Carlos Ballesteros

    Nací en Madrid, cosecha del 69. Fui a la Universidad donde me licencié en eso que llaman la Ciencia de la Casa (Ekos-Nomia) eso sí, rama empresarial. Luego de mi paso por el movimiento asociativo juvenil, colaboré, con otros cuantos, en la fundación del restaurante de comercio justo Subiendo al Sur, fui secretario de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, fundé el Grupo de Apoyo a Proyectos de Economía al Servicio de las Personas, fui patrono de la fundación educativa FUHEM. Mi aventura actual es ayudar a crecer junto a/con Marta dos proyectos: Martín, dos años y siete meses cuando escribo esto y Miguel (9 meses). Pero no nos quedamos sólo en ello. Viajamos por el mundo; hemos creado Amigos de Nyumbani, una ONG de apoyo a un proyecto de niños con VIH en Kenya; participamos en otra ONG de nombre el Casal; vivimos en la sierra de Madrid, en un pequeño pueblo a los pies de La Pedriza en el que tratamos de apoyar y dinamizar su inexistente vida cultural a través de una asociación.

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