Cuando se lucha contra la injusticia y la pobreza no se puede hacer desde un sólo frente. Normalmente los hechos suelen ser tan complejos que, si se quiere verdaderamente erradicar la raíz de donde surge esa injusticia, se requiere de un trabajo y un compromiso que aborde interdisciplinarmente el campo en el que estamos trabajando.
Si hablamos del desarrollo de los pueblos, además de financiar proyectos de desarrollo allí donde se produce la necesidad, tendremos que iniciar y apoyar campañas que incidan en la política para erradicar las causas del problema. También es así en el mundo de la Trata de Personas, un negocio donde, en pleno s.XXI, se compran y se venden seres humanos; negocio que ha alcanzado cifras sin precedentes. Se habla de una Trata de más de dos millones y medio de personas en el mundo. Esta cifra puede ser mucho mayor porque no hay datos oficiales. De este número de personas, la mayoría son mujeres y niñas obligadas a ejercer la prostitución y, en un porcentaje menor, utilizadas como esclavas en el servicio doméstico.
El pasado octubre las Religiosas Adoratrices, que llevan trabajando en el mundo de la prostitución desde su fundación en el s.XIX, desde el Proyecto Esperanza, organizaron un Congreso La lucha contra La Trata en el marco del Nuevo Convenio del Consejo de Europa. Dieron la voz a los colectivos que trabajan en este campo, desde los organismos oficiales, las fuerzas del Estado, la Justicia, los que trabajan en el día a día con las personas que sufren la Trata, entre las que se encuentran las religiosas adoratrices,…Todo un ejemplo de cómo abordar los problemas: no basta sólo con ayudar a las personas que lo sufren sino que hay que luchar por un cambio de leyes que permita la persecución del delito y la ayuda a la persona explotada.
Todo un ejemplo de lucha contra la violencia ejercida contra la mujer.