Despedimos un año convulso, un año más de crisis, pero también un año en el que se han encendido luces de esperanza. Cambios políticos en una sociedad que reacciona ante la corrupción y la injusticia. Sorpresas que plantean la posibilidad de un futuro diferente en la gestión del gobierno y en la economía.
Cambios también en la Iglesia, con un papa que ya va mucho más allá del talante o los simples gestos y que está empezando a dar pasos firmes. Su intervención en el Encuentro de Movimientos Populares en el Vaticano no ha dejado lugar a dudas. “Tierra, techo y trabajo, eso por lo que ustedes luchan, son derechos sagrados”, se atrevió a decir Francisco, que quiso escuchar las voces incómodas de campesinos y campesinas, de personas que protestan contra los desahucios, que trabajan por los derechos de la infancia o por proteger el medio ambiente.
También con la llegada de Osoro a la Archidiócesis de Madrid y sus primeras palabras y apariciones públicas parece que estamos diciendo adiós a una forma de hacer y ser Iglesia, más oscura y poco amable, más endurecida y encorsetada. Esos son los adioses que dan alegría, que alimentan la esperanza en la familia humana.
Pero este editorial tiene que servir también para hablar de otros adioses mucho más domésticos. Los que en este fin de año damos a dos grandes colaboradores de alandar: Fernando Torres y José Luis Cortés. Para ambos solo podemos tener palabras de agradecimiento.
Fernando ha aportado durante cinco años la reflexión en torno al Evangelio a cada número de la revista, nos ha regalado sus fotos y también ha traído al consejo de redacción temas de Iglesia desde una visión crítica en muchas ocasiones, pero siempre en comunión y con voluntad conciliadora.
José Luis ha llenado con su humor las páginas de la revista durante este último año, como lo había hecho en ocasiones innumerables desde los inicios de alandar, haciéndonos reflexionar, comprender la Iglesia de otra manera, replantearnos los principios y los fines.
Decimos adiós así a 2014 e iniciamos 2015 con retos y desafíos, con la esperanza renovada y con muchas ganas de seguir alandando.