Cuando pensamos en fundamentalismo, lo primero que le viene a la cabeza a mucha gente son las tendencias más radicales del Islam. Así lo recoge la Real Academia de la Lengua Española en su primera acepción al hablar de “movimiento religioso y político de masas que pretende restaurar la pureza islámica mediante la aplicación estricta de la ley coránica a la vida social”. Bien sabemos que, si a esa frase le cambiamos las palabras “islámicas” y “coránica” por “católicas” y “bíblica” podríamos tener fundamentalismo cristiano, por ejemplo. Es lo que la RAE también reconoce en su tercera acepción como “exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida”.
Llevar lo fundamental al extremo. Hacer de ello bastión y paradigma, ideología y sentido, sobre todo en el ámbito de las creencias religiosas. Eso es el fundamentalismo. Un huracán que asola toda la diversidad, las dudas, las ambigüedades, los errores, las gamas de colores. El pensamiento único, de la única verdad, la única Iglesia, la única forma de entender a Dios.
A ello estará dedicado el Congreso de Teología de este año, en el que alandar estará presente, como cada edición. Una oportunidad para reflexionar sobre el fundamentalismo en otras religiones pero, ante todo, para mirar adentro de esta casa nuestra que es la Iglesia católica, donde los movimientos neoconservadores toman un talante más fundamentalista que nunca. Una Iglesia donde cada vez son más las normas y las formas, donde cada vez hay más teólogos y teólogas censurados, sancionados, prohibidos y apartados.
Más papistas que el papa, nuestros obispos triunfantes tras la Jornada Mundial de la Juventud se reafirman como poseedores de esa verdad única y fundamental que oprime. Se olvidan –y a menudo nos olvidamos– de qué es lo verdaderamente fundamental. Una sola cosa: amar.
Hay que ser radicales, puesto que ser radical es ir a la raíz de las cosas. Y la raíz de nuestra fe es solo eso, amar sin medida a todos y todas. El Evangelio de Mateo lo dice claro: “amad a vuestros enemigos, rezad por los que os persiguen, así seréis hijos de vuestro Padre del cielo que hace salir su sol sobre malos y buenos, que hace llover sobre justos e injustos”. Fundamentalistas y radicales del amor y del abrazo, de la diversidad, de la divergencia y del diálogo, esa es nuestra apuesta desde alandar para este nuevo curso que comienza.
Lo fundamental
Estoy totalmente de acuerdo.
Si no nos olvidáramos de que lo fundamental es el amor, dejaríamos de juzgar a los demás, de decidir esto está bien ,mal,inmoral…