Humanizar ya es en sí mismo evangelizar.
Humanizar debe ser anterior a sacramentalizar.
Humanizar es cristianizar las raíces de la vida.
Humanizar es poner el Bien y la Justicia por encima de
las normas y creencias religiosas.
Humanizar es dar al amor la primera y la última palabra.
Humanizar es ver a Dios trabajando con su amor la
vida de todas y cada una de las personas.
Humanizar es ver al Espíritu constantemente creciendo
a través de todos los procesos de la Naturaleza.
Humanizar desde Cristo no debe ser nada distinto a humanizar
desde Sócrates, Buda o Mahoma, por ejemplo.
Humanizar es hacer de la amistad entre humanos el núcleo
vertebrador de todas las relaciones y actividades en común.
Humanizar es no hacer acepción de personas por su condición
de raza, religión o formas de vida.
Humanizar es creer sencillamente en el amor y no querer
ser ni hacer nada en este mundo que no sea en el amor.
Humanizar es tomarse en serio la fe cristiana como misterio de
salvación por la encarnación.
Humanizar desde Cristo es ver a Dios arrodillado ante toda
persona humana, pidiéndole que acepte su Amor.
Humanizar es aceptar las críticas del exterior y aprender de ellas
a mejorar nuestro testimonio.
Humanizar es haber encontrado la alegría de ser persona humana,
y respetar la dignidad igual de todas las personas.
Humanizar es hacer de la propia conciencia el principio básico de
todo nuestro ser y hacer en el mundo.
Evangelizar y Humanizar, van tan unidas para los seguidores de
Jesús de Nazaret,
que resulta imposible decir “soy cristiano” si al decirlo
no respeto, cultivo y hago míos todos los valores y las
diferencias entre humanos.
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