Por Begoña Iñarra (RAEFJ)
En un mismo fin de semana coincidirán el Día de África con las Elecciones Europeas. Para arrojar luz sobre las conexiones entre estas dos realidades Begoña Iñarra vuelve a nuestras páginas de la mano de REDES en un ejercicio de autoentrevista. La autora organiza sus ideas en un diálogo interno que devuelve aquí al lector.

Acto coordinado por REDES en el Parlamento Europeo con motivo del Día de África
Tras tus años en Bruselas defendiendo los intereses de África a través de la Red África Europa Fe y Justicia (RAEFJ). ¿Cuál es tu experiencia de la UE?
La Unión Europea (UE) ha sido uno de los mejores logros de los últimos 60 años. La solidaridad y resolución pacífica de conflictos entre estados miembros y hacia los países del sur, buscar la justicia social, la tolerancia y la apertura, la libre circulación… son beneficios significativos. Pero los últimos años la UE ha decepcionado a muchos. Su falta de solidaridad al dejar que Grecia se hundiera y abandonar a Italia en la acogida de migrantes ha creado resentimientos. Su respuesta al cambio climático y a la crisis financiera, el poder de los lobbies empresariales y sobre todo el cierre de fronteras a los migrantes dejando morir a miles en el Mediterráneo y la autosuficiencia en sus relaciones comerciales con África son contrarias a los valores básicos de la UE. La UE pasa por una fuerte crisis, pero Jean Monnet, uno de sus fundadores, decía “Europa se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones que se encuentren a dichas crisis”. Eso nos empuja a buscar nuevas soluciones. La UE merece la pena y los que creemos en ella tenemos que hacer todo lo posible para transformarla en “otra UE”.
Hoy varias fuerzas políticas quieren demoler la UE. ¿Crees que los europeos están dispuestos a comprometerse por otra UE?
Los que han nacido siendo europeos quieren continuar siéndolo. Queremos una unión centrada en la persona y no en los intereses económicos. Una Europa más popular, para los ciudadanos europeos y para el mundo. En el Reino Unido la mayoría de los jóvenes ¡votó contra el Brexit! El movimiento de desobediencia activa no-violenta se ha multiplicado por 3 en el último año. Sus acciones dicen la Europa que quieren: parar los desalojos (España), acoger a migrantes aun cuando la solidaridad está penalizada, como en La Roya (Francia), bloquear la mina de carbón en Hambach (Alemania), la corriente Fridays For Future pidiendo medidas reales contra el cambio climático en 18 países europeos, bloquear en París las sedes de Total, EDF y el banco Societé General, la huelga y la marcha de mujeres del 8-M, las ocupaciones de bancos para pedir el cierre en los paraísos fiscales… Son jóvenes, padres y madres de familia, abuelos y abuelas que corren riesgos para transformar la sociedad. Son un motivo de esperanza. El título del manifiesto “Desobedezcamos para salvar a Europa” de Julien Bayou dice lo que pretenden.
Del 22 al 25 de mayo, 400 millones de ciudadanos y ciudadanas de 28 países están llamados a votar a sus representantes en el Parlamento Europeo. ¿Crees que hay que votar o no?
Votar significa no conformarse con la situación actual de falta de perspectivas y de soluciones de la UE. No votar significa abandonar la UE a los que quieren destruirla y dejar que el barco se hunda. Votar es decir SÍ a la construcción de una UE renovada por y para los ciudadanos.
Has trabajado muchos años en África y en Bruselas defendiendo los intereses de África. ¿Qué piensas de las relaciones de la UE con África?
La UE tiene una responsabilidad hacia sus antiguas colonias. Las relaciones con África y la llamada “ayuda” buscan más el beneficio de las empresas europeas, que el desarrollo de África. Los acuerdos de Lomé, de Cotonou y los Acuerdos de Partenariado Económico (APE) no han sido buenos para África. Europa habla mucho, pero sus acciones están lejos de su discurso. Invierte en África, pero en las negociaciones Europa dirige con prepotencia. África acepta porque necesita la ayuda, pero está resentida.
África y Europa están llamadas a entenderse para que ambas puedan disfrutar de paz y buena calidad de vida. Europa envejece y continuará haciéndolo aun más, lo que hará difícil financiar sus sistemas de salud y de pensiones. África puede ayudarle a superar esas dificultades. Miles de migrantes africanos desean llegar a Europa para encontrar trabajo y mejorar su vida. Son jóvenes con agallas para arriesgarse. Europa necesita mano de obra, rejuvenecer su población, aumentar su natalidad y fortalecer su economía. Abrir las puertas y facilitar la inserción es la solución win-win para África y para Europa.
África es el continente más joven. Para formar a sus 2 400 millones de jóvenes en 2050 necesita mejorar su agricultura familiar, construir infraestructuras, desarrollar empresas, industrias, crear empleo… Para hacer frente África dispone de enormes recursos naturales que Europa necesita para la 4° revolución industrial. Europa dispone de medios y financiación para la formación de los jóvenes africanos y para cubrir las necesidades de desarrollo integral de Africa. Se deben negociar las necesidades mutuas, para llegar a resultados win-win. Para eso Europa tiene que cambiar de actitud. Jean-Claude Juncker en la cumbre Unión Africana-Unión Europea de Abiyán (2017) dijo: «Lo que ocurre en África es importante para Europa y lo que sucede en Europa es importante para África. Nuestra asociación es una inversión en nuestro futuro común. Se trata de una asociación entre iguales en la que nos apoyamos mutuamente y nos ayudamos a prosperar y a hacer del mundo un lugar más seguro, más estable y más sostenible en el que vivir». La nueva Alianza África-Europa para la inversión y el empleo sostenibles, de 2018, pudiera ser un primer paso. Varias asociaciones de Iglesia: AEFJN, REDES, Umoya, Mundo Negro… trabajamos para que esto se traduzca en acciones concretas.
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