

El pecado no se asocia con la vida sexual, sino con la idolatría.
Renato Lings, un danés que vive en España, doctor en teología, traductor e intérprete, acaba de publicar “Amores bíblicos bajo censura» (*), donde revisa las traducciones de los pasajes sobre amor y sexualidad y aquellos que se han usado para condenar a los homosexuales. Se ha encontrado con traducciones abusivas y arriesgadas. Y en el camino se ha reconciliado incluso con los pasajes más polémicos de la Biblia.
¿Por qué escribir Amores bíblicos bajo censura?
Mi vocación de biblista empezó joven porque crecí en un ambiente luterano con mucha Biblia e himnos, pero una vida parroquial muy rutinaria. Con 21 años, una charla sobre Sodoma y Gomorra, en la que el ponente concluyó que la destrucción de la ciudad fue como castigo al pecado de la homosexualidad, despertó mi curiosidad. Era la primera vez que escuchaba esa palabra, homosexualidad, pronunciada en público, yo no había salido del armario, y tenía muchas dudas. Empecé a cuestionar esa afirmación y me inscribí en una facultad de Teología, pero sólo me gustó el hebreo, lo demás me resultó muy aburrido y rígido. De modo que me hice hispanista; después, como traductor e intérprete, he aprendido mucho sobre cómo resolver los problemas de traducción, que son múltiples. En 2002 decidí hacer el doctorado en torno a ese tema de Biblia y sexualidad. Me ha llevado muchos años poder hablar de Biblia, sexualidad y género sin pesadumbre, pero hoy puedo hacerlo con una sonrisa.
Me ha llevado muchos años poder hablar de Biblia, sexualidad y género sin pesadumbre, pero hoy puedo hacerlo con una sonrisa.
Dice usted que, desde la edad media, la tradición ascética marca la interpretación de la Biblia y de ahí muchas interpretaciones sesgadas en relación con la sexualidad…
La traducción de la Biblia es esencial para hablar del cristianismo, que está montado sobre las traducciones griega y latina, porque no se leía la Biblia en el original. San Agustín no leía hebreo y él difunde la doctrina del pecado original que ha marcado tanto. Ha predominado una visión negativa del sexo desde esa concepción. Porque los padres de la iglesia eran célibes, pero como la pulsión sexual no se iba, así como así, la demonizaban, era cosa del diablo. Hoy tenemos mucho más conocimiento, y, aunque hay que respetarlos, no debemos de seguir al pie de la letra esas doctrinas, que además son misóginas con tanta frecuencia. Aunque Jesús fue un innovador, esos esquemas se volvieron a imponer, la Iglesia imperial romana heredó el machismo romano y desapareció la importancia de las mujeres que sí había existido en la Iglesia primitiva.
En la Biblia, ¿hay más amor o pecado?
La Biblia está llena de amor. El pecado no se asocia en el Antiguo Testamento con la vida sexual, sino con la idolatría. Y también en el Nuevo Testamento. Hay pecados de contenido sexual, como cuando David se apodera de la mujer de otro, pero no es el acto sexual en sí, el adulterio no es lo peor, sino el asesinato que comete para poder tener a la mujer. En general, hay pocas transgresiones sexuales y me llama la atención que se hable tanto del sexo y tan poco de la idolatría. Este es un tema incómodo porque nos obliga a preguntarnos cuáles son mis ídolos, a qué dedico yo mi tiempo, mi pensamiento y mi amor. Porque eso es amar a Dios, dedicarle nuestro tiempo, nuestro pensamiento y amor. Hoy dedicamos tiempo a muchas cosas y poco a amar a Dios y al prójimo. En el mundo cristiano, llamaría idolatría a desviar el enfoque que Jesús nos enseñó, que es amar a Dios – y todo lo que representa en la creación – y a las personas como a nosotros mismos. Todo lo que nos desvía de eso es idolatría y por tanto la mayoría dedicamos nuestro tiempo a actividades idolátricas. No se critica hoy el culto al dinero, que en la Edad Media era considerado pecado mortal. Eso se ha perdido en nuestra cultura cristiana, nadie critica que haya un dos por ciento que controla la mitad de la riqueza mundial.
Idolatría es desviar el enfoque de lo que Jesús nos enseñó, que es amar a Dios y a las personas como a nosotros mismos.
Otra concepción discutible es que la reproducción sea la única finalidad de las relaciones sexuales…
La Biblia no es lo que dice. La vida sexual nos sirve para comunicarnos, mostrar afecto, tener intimidad, darnos amor, ayudarnos a tener autoestima, estimularnos también en lo fisiológico y en lo psicológico. Y tanto es así que en todas las especies vivas se observan variedades de conducta sexual. Hace unos años, era inconcebible hablar o escribir sobre el tema de la diversidad de conductas sexuales. Llevamos siglos bajo los tabúes y yo me felicito de que hoy se publique, haya debates. Yo puedo hablar sin pelos en la lengua sobre estos temas que me han acompañado toda la vida y a los que por fin me he dado respuesta.
El Génesis dice «Creced y dad fruto», que algunos traducen como «Creced y multiplicaos»…
Se trata de una bendición, no de una orden o de un mandato para reproducirse. La bendición es el don que nos da el creador, lo inscribe en nuestro ADN, el don de tener hijos, pero también de multiplicar nuestros talentos. Lo importante es la bendición. En el primer capítulo del Génesis, algunas tradiciones no se percatan de que hay un solo ser humano, es lo que significa en hebreo, un ser humano que engloba por tanto a todos los géneros; solo en el siguiente capítulo aparece la palabra hombre y mujer. El Adam primitivo es «el terrícola», así podría traducirse, porque viene de la palabra tierra, e incluye tanto a hombres como mujeres.
En el primer capítulo del Génesis, algunas tradiciones no se percatan de que hay un solo ser humano, es lo que significa en hebreo, un ser humano que engloba por tanto a todos los géneros.
La expulsión del Paraíso tiene también un sentido diferente…
Adán y Eva son expulsados del mundo de la infancia, identificado con el Paraíso, y entran a la vida adulta y pasan a ser autónomos, que eso significa la vida adulta. Eso de la caída y el pecado eterno no es bíblico. Lo que pasa es que Pablo tuvo mucha influencia y él sí lanza esa idea del pecado original y el castigo, algo que no tiene sentido en el contexto hebreo.
Con sodomita y sodomía también hay un malentendido…
La palabra «sodomía» es medieval, del siglo XI, es posbíblica, pero ha tenido mucha resonancia posterior. Lo que pasa en Sodoma, en su contexto, no tiene ese componente sexual. El pecado allí es la no hospitalidad, la falta de respeto al inmigrante pobre que vive en medio de ellos, que es Lot. Los profetas hebreos no le dan, en otras partes de la Biblia, ese tono sexual, sino que se refieren a una grave injusticia social.
También cuestiona la traducción del Levítico sobre el tema.
El Levítico no prohíbe la relación íntima entre hombres en toda circunstancia. El capítulo 18 tiene una frase muy poco común, muy difícil para los traductores. No los critico, pero ponen algo que no dice: «con un hombre no te acostarás como con una mujer», eso es saltar la valla por el punto más bajo, es la solución cómoda. No dice con un hombre, sino con un varón. Y lo que dice es «con varón no te acostaras yaceres de una esposa». He encontrado 19 propuestas de interpretación de esa frase obscura y acabo de encontrar otra, o sea, 20. Intuimos que en determinada circunstancia no te acostarás con varón y esa circunstancia tiene que ver con lechos o esposas, pero no podemos concluir como concluyen las traducciones actuales, mejor dejar una traducción tan nebulosa como el original, porque si no se hace daño a mucha gente.
Pablo, que tiene las palabras más bellas sobre el amor, en I Corintios 6, 9, dice que «Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados ni los homosexuales tendrán cabida en el reino de los cielos»…
He estudiado muy a fondo estas cartas. Yo durante años no quería ni acercarme a esos textos, pero llegó un momento en que me acerqué a esos pasajes y ha sido muy interesante y he perdido una parte de mis prejuicios sobre Pablo. El problema de estos textos es que hay una dificultad de traducción. En 1 Corintios, 1, nos damos cuenta de que la carta va dirigida a una comunidad donde hay graves problemas, por eso Pablo les dirige esa carta donde hay una exaltación del amor. A Pablo le gustan los catálogos de gente viciosa, los usa como recurso literario y en el capítulo 6, versículo 9, en ese catálogo incluye supuestamente a los afeminados y homosexuales. Pero la palabra griega que se traduce como afeminado significa «blando», literalmente, y puede referirse también a los flojos e indecisos de la comunidad. Y la palabra «homosexual» no aparece en ninguna traducción del mundo hasta el año 1946, cuando los traductores se impregnan de los debates del momento. Y es que Pablo usa una palabra difícil de entender. La traducción literal es «varones-cama». Hay que dejar la traducción abierta, porque no hay nada en la literatura de la época que nos explique esa palabra, es probable que se refiera a alguna clase de varones abusadores en el ámbito sexual, y es temerario y criminal poner una palabra como «homosexual», que sí sabemos qué significa y hace daño a un grupo de gente.
Y en Romanos 1, 26-27, habla de relaciones «infames» al referirse a mujer con mujer o varón con varón, dentro también de un catalogo de pecados o faltas…
En Romanos, demasiados comentaristas se quedan en el capítulo 1 y la carta es larga, con 16 capítulos. Pablo se refiere todo el tiempo a un culto pagano, a unos idólatras y a sucesos del pasado, se cree que inspirado en el libro de la Sabiduría. Insisto, Pablo se refiere a un grupo de idólatras. Y luego concluye en 8,1 “no hay condenación alguna para los que están en Cristo Jesús» y advierte, en el capítulo 16, contra «los que suscitan divisiones y escándalo contra la doctrina que habéis aprendido». Es decir, a Pablo no le preocupa la sexualidad sino las divisiones internas de la comunidad romana y la posible influencia del politeísmo reinante. Pero muchos comentaristas aplican esa condena de los idólatras a los homosexuales de hoy.
Yo soy creyente y homosexual y según ellos yo me condeno con la palabra de Pablo, una condena que ni siquiera se dirige a los cristianos. Yo ahora le tengo más respeto a Pablo pero no a sus intérpretes.
Defiende usted que una lectura actualizada de los textos hebreos y griegos permite a las personas con diversidad sexual o de género reconocerse en algunos pasajes donde hay parejas con una relación de homoafectividad: Rut y Noemí, David y Jonatán… E incluso Jesús y el discípulo amado, que podría ser Lázaro y no Juan…
La tradición habla del discípulo amado como Juan, y yo al analizar los textos veo que tiene más sentido el identificarlo con Lázaro de Betania. En los otros evangelios se habla de visitas frecuentes a Betania, donde Jesús pernocta cuando va a Jerusalén, y allí están Marta, María y Lázaro. Y Jesús tiene una relación de intimidad con ellos, los ama. Y por eso acude cuando le avisan de que «el que tú amas» está enfermo. Y Jesús llora también, y la gente dice «mirad cómo lo quería». Se menciona tres veces ese amor en el capítulo. Y el discípulo Lázaro entra en escena de forma espectacular al salir de la tumba resucitado.
En Juan, en la última cena, se describe que están reclinados, como era costumbre en una casa acomodada, y el discípulo descansa su cabeza sobre el pecho del maestro, una posición de intimidad especial.
En el Tiberíades, el primero en reconocerlo, cuando Jesús se aparece en la orilla del lago, es el amado. Culturalmente, además, esa relación se corresponde con la de jóvenes discípulos o estudiantes y era normal que el maestro tuviera un favorito.
¿También cabe una relación sexual?
No lo sé, hay quien quiere verlo así. A mí no me consta en el texto evangélico, pero sí me consta cercanía, ternura, intimidad.
Ha hablado usted de las respuestas que ha ido encontrando como cristiano homosexual en este camino de investigación bíblica, ¿qué respuestas?
El estudio de estos textos tan duros ha sido terapéutico. Mi relación con la Biblia era difícil, había tanta condenación en ella de mi condición, que la rechazaba. Pero cuando me pongo a buscar directamente y estudiar estos textos encontré una paz increíble y se me quitaron los temores y depresiones y desde entonces soy feliz, y se ha profundizado mi fe porque he encontrado en la Biblia una amiga, pero no facilona.
Yo me siento una criatura de Dios, tengo un ADN como Él me lo puso, soy un ser humano con defectos y virtudes y gracias a Dios soy el que soy y no me tengo que someter a ningún proceso de reconversión terapéutica, como nos proponen algunos, y he conocido a gente que han pasado por ellos y no han salido intactos y algunos han dejado el cristianismo. Mi terapia ha sido la otra, el nombrar al demonio temido lo neutraliza y así pierde su poder sobre nosotros. Yo me atreví a acercarme a esos textos que me amargaban la vida y al hacerlo he visto que no eran lo que me contaban y hemos podido hacer las paces.
Gracias a Dios soy el que soy y no me tengo que someter a ningún proceso de reconversión terapéutica, como nos proponen algunos
Usted se define como cristiano ecuménico, después de haber sido luterano, cercano a los evangélicos y cuáquero durante muchos años. ¿Qué le pediría hoy a las Iglesias e instituciones religiosas sobre el tema?
Que dejen de juzgar al prójimo, que esto no es cristiano. En segundo lugar, que escuchen, a las personas como yo; hemos publicado mucho, hablamos de nuestra experiencia, de nuestra vida. Y entonces puede haber diálogo, pero desde el juicio o la arrogancia no puede haber diálogo. Ya no existe ese monopolio interpretativo de la Iglesia, somos muchos los formados en teología, sexología, antropología, etc., de los que los teólogos pueden aprender. Pero hay inercia en muchos sectores para mantenerse en las posiciones de siempre y no aceptar la novedad de estudios como el mío y otros, que merecen una nueva consideración.
(*) Libros de Renato Lings en español:
AMORES BÍBLICOS BAJO CENSURA. Sexualidad, género y traducciones erróneas. Editorial Dykinson, Madrid, 2021.
BIBLIA y HOMOSEXUALIDAD ¿Se equivocaron los traductores? Universidad Bíblica Latinoamericana, Costa Rica, 2011.