Misionero claretiano, sacerdote, después de dar muchos tumbos por la vida (Brasil, Estados Unidos, España, Filipinas…), llega uno a la conclusión de que «para ser libres nos liberó el Señor» y por eso he terminado en alandar que es para mí sobre todo un rincón de libertad evangélica. Así aporto mi granito de arena para que esa libertad no se pierda entre los andamiajes de una institución demasiado pesada y anacrónica.