Geografías del metro

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¿Quién dijo que las claves sociales y su geografía habían desaparecido?

La ciudad de Madrid es un mundo donde caben muchos mundos, como dirían las zapatistas. Vivimos sumergidas cada una en el nuestro y a menudo necesitamos salir, aunque sea un breve tiempo, para poder volver con una mirada más amplia y más crítica a nuestro territorio.

Así me sucedió hace unos días que tuve unas jornadas de trabajo en una zona acomodada de un Madrid por el que apenas tránsito. No sé si fue por la novedad de hacerlo, pero el caso es que desde que cogí el metro hasta que llegué al lugar de mi cita de trabajo, la ciudad que descubrí, incluido el propio metro, me parecieron desconocidos.

Los vagones se habían transformado: nuevos, espaciosos, limpios, silenciosos, sin el amontonamiento de gente al que estoy acostumbrada. El modo de vestir de las personas, sus cuerpos, el color de la piel, la ligereza de sus cargas, los olores y hasta la forma de hablar y el sonido de sus voces me resultaban extraños a mi normalidad. Al salir del metro me sorprendió una gran avenida con numerosos bancos y tiendas de lujo que exhibían zapatos y bolsos con un precio de 350 euros, lo que cuesta dar de alta a una empleada de hogar en la seguridad social. Por cierto, también vi a algunas mujeres vestidas de uniforme empujando la silla de ruedas de mujeres dependientes, muy elegantes. Me sorprendió de igual modo la abundancia de peluquerías y establecimientos de estética, floristerías y parafarmacias, la ausencia de locutorios y la inexistencia de cacas de perros.

Días antes había estado en una reunión en el barro de Puente de Vallecas sobre salud, pobreza y barrios, en la que las asociaciones convocantes nos presentaron un informe sobre el mapa de la mortalidad en España y algunas recomendaciones para alcanzar la equidad sanitaria en Madrid. Escuchando el informe me hice consciente de que no hay peor epidemia de nuestro tiempo que la desigualdad social. En esta reunión me enteré de que en el barrio de Nueva Numancia sus vecinos tienen la renta anual media familiar más baja de la ciudad: 26.652 euros, seguida por Villaverde, con 28.407 euros, mientras que el distrito que me provocó este artículo alcanza el ranking del poder adquisitivo con una media familiar de 70.735 euros anuales[1].

Los datos presentados en el informe me hicieron consciente de que en la salud, y en casi todo, influye más el código postal que el código genético. Supe que, en barrios como San Blas, los hombres presentan un mayor riesgo de muerte (de hasta el 56%) por cáncer de pulmón, del 139% de cirrosis, del 48% de sida y que el riesgo de fallecimiento por diabetes en mujeres está en el 41% del promedio de Madrid. También me enteré de que el barrio de Villaverde, donde estuvo ubicada la fábrica siderúrgica de Arcelor-Mittal durante años, es la zona de Madrid con mayor riesgo de muerte por cáncer de pulmón en hombres, con un 123% de promedio[2].   

De vuelta a mi normalidad me reencontré de nuevo con la vida ruidosa y callejera de mi barrio, su diversidad de cuerpos y acentos, colores y olores, no precisamente a Chanel Nº5 o Jean Paul Gaultier, pero sí a resiliencia y luchas por la vida frente a leyes que nos criminalizan y lógicas de mercado que expulsan a los vecinos o los condenan el hacinamiento o la infravivienda. Un barrio ahora “invadido” por turistas y policías secretas que merodean por todos los rincones o patrullas llevando a cabo identificaciones racistas. Por cierto, ¿quién dijo que las clases sociales y su geografía habían desparecido?

Pero los mundos -como las fronteras- por más sofisticados que sean los sistemas de seguridad, se pueden cruzar. El mundo es único y los privilegios han de convertirse en derechos universalizables.

Eso descubrí una mañana en mi paseo por el barrio que es líder en el ranking del poder adquisitivo en la ciudad de Madrid y sus avenidas impolutas, sin cacas de perro.


[1]https://datos.madrid.es/portal/site/egob/menuitem.c05c1f754a33a9fbe4b2e4b284f1a5a0/?vgnextoid=71359

[2] https://elpais.com/ciencia/2021-02-19/el-mapa-de-la-mortalidad-barrio-a-barrio-en-espana-revela-enormes-desigualdades-incluso-en-la-misma-calle.html

Autoría

  • Pepa Torres

    Teóloga y religiosa Apostólica del Sagrado Corazón de Jesús, vive en una comunidad intercongregacional en el madrileño barrio de Lavapiés. Allí apoya los movimientos sociales y la defensa de los derechos humanos, especialmente desde la Red Interlavapiés. Escribe en alandar la sección "Hay vida más allá de la crisis".

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