A pesar de que perdió las elecciones nacionales el pasado noviembre en Costa de Marfil, y de la presión que ha ejercido la comunidad internacional, incluso a través de sanciones, Laurent Gbagbo sigue aferrándose al poder. Los ingresos y los impuestos derivados del comercio del cacao -la exportación principal del país- están financiando a su brutal ejército que ya ha asesinado a cientos de seguidores del partido ganador. Si las chocolateras renunciasen públicamente a hacer negocios con Gbagbo, su fuente principal de dinero se agotaría.
La situación puede explotar y llevar a la guerra en cuestión de días. Inundemos a las marcas populares como Nestlé, M&M/Mars y Hershey’s con mensajes, pidiéndoles que suspendan sus negocios con Gbago y se comprometan a trabajar únicamente con el gobierno legítimo.
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