Querido Carlos F. Barberá:
Me gusta tu artículo y estoy totalmente de acuerdo en que el sentir general de los católicos es el de pasar de las palabras a la acción, a lo evangélico, al testimonio.
Me eduqué en los Hermanos de la Escuelas Cristianas de la Salle. Y, con posterioridad y por desgracia, topé con una congregación religiosa que la Santa Sede no termina de eliminar de su Iglesia: «Los Legionarios de Cristo». Si estás al tanto de la envergadura de los escándalos de dicha congregación y, por añadidura, del escándalo que ha producido en todos nosotros la aparente pasividad de la Santa Sede, podrás deducir que se ha despertado en muchos de nosotros un espíritu crítico que hasta entonces era impensable.
Personalmente he pasado, quizá radicalizado, al Evangelio. ¡Qué cosa más rara en un católico!, pues sí, es rara. Me he dado cuenta de que hasta que nos escandalizaron vivíamos en un aburguesado cristianismo, cómodo y ramplón.
Esta Iglesia nuestra dista mucho de la vida de ese loco llamado Jesucristo, dista mucho de su sencillez, de su acercamiento a los pobres; en definitiva, de su deidad.
Todo se manipula e interpreta al gusto, platos a la carta para continuar eternamente en ese cómodo aburguesamiento. Espero que este papa Francisco pase a la acción, a la ayuda, a la hermandad, ¡al testimonio! que tanto necesitan tantas almas.
Podría escribir todo lo que me fluye incesante sobre el cambio imperante que creo necesita esta Iglesia y escribiría un auténtico tratado, pero sería muy largo.
Me encantaría saber su opinión al respecto, aunque fuera en privado. Un abrazo.
(Recibido a través de www.alandar.org)
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