Santos a dedo

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Se están llenando los templos de nuestra querida y vieja Iglesia católica de santos nombrados a dedo, es decir, los propuestos por el Opus Dei, que, excepto en los tiempos de Juan XXIII y Pablo VI, son quienes mandan y ordenan en este ilustre club, según la definió la diputada Sra.Tocino.

¿Acaso intentan terminar de convertirlos en museos turísticos para colaborar en la crisis? Digo esto porque casi nadie habla en ellos del Jesús que anduvo por los polvorientos caminos de Palestina, se oye más bien una palabra muy desgastada: la fe, la fe, la fe.

Me parece bien, pero su significado está por explicar, pues tener fe en ese Jesús, tan olvidado y tan subido en las nubes o en las cimas de los pueblos, sabe a poco, está retirado del quehacer diario, no ayuda a convivir, a sentirse libre, ni a cambiar la sociedad. Todo lo contrario: la paraliza con los prejuicios y los castigos eternos, por no decir los terrenales, a los que estamos demasiado acostumbrados. El papa actual escribió un libro sobre él, pero desde la fe. Pagola escribió otro, desde la experiencia y la investigación. No entiendo el porqué se intenta, desde el Vaticano, quitarle importancia a este segundo.

No son, ni corren, tiempos de cristiandad, donde la voz cantante la tenía sólo el clérigo, por aquello de considerarse el entendido en estos menesteres. Hoy en día, gracias a Dios, entre los laicos creyentes y apartados también hay gente tan preparada o más que ellos y, además, con fe verdadera, dando testimonio en el trabajo, en la familia, entre los amigos y vecinos y no la fe de funcionario, o sea, la del que realiza unas funciones litúrgicas como un modus vivendi, que bautiza, dice misa, entierra, intenta catequizar.

Los tiempos han cambiado, los mandatarios se resisten, quieren que todo siga igual, la asignatura de religión está cada vez menos valorada, ¿será porque quienes la podrían dar con más garantías están apartados y excluidos por razones de poco peso? ¿Nos sorprenderá Benedicto XVI en el próximo viaje a España abriendo alguna ventana por donde entre aire fresco y primaveral en su Iglesia? La gente ya no es inculta, seguro que los apartados esperan algo y que así sea.

Espero que nadie se moleste por este comentario, hecho después de leer y de meditar Mt 28,10; Mt 28,20. Bueno, pues, rezando por quienes no lo quieran entender, me despido atentamente.

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