No corren buenos tiempos para la Justicia. Tampoco para el Derecho penal, empeñado en utilizar la violencia tarifada, cada vez más sin límite y casi siempre sobre los mismos. Es posible repensar el sistema desde las víctimas de los delitos y sustituir lo dialéctico por lo dialógico. Además será más eficaz y hasta… más barato. Para ello es preciso reconocer las disfunciones del sistema penal y los datos objetivos que poco tienen que ver con el imaginario colectivo. Paradójicamente, desde el humanismo penitenciario muchos nos apuntaríamos a la cadena perpetua que existe en Europa Occidental: con cumplimiento medio de alrededor de 20 años, mientras en España hay condenas “efectivas” de 70 y más años (¡sin delitos de sangre!), aunque el límite legal son 40; o apostaríamos por el Código Penal Portugués (con penas mucho más bajas –en ocasiones hasta un 50%- y descendentes tasas de prisionización); o reivindicaríamos el modelo holandés de alternativas, obligado a cerrar 8 (ocho) prisiones por falta de uso sin que se incremente la inseguridad y con serios programas de apoyo, protección y reparación a las víctimas. Romper estereotipos con la información y buscar un sistema más justo y humano es la pretensión de “Otro Derecho penal es posible”. Se contiene completa en el enlace http://www.otroderechopenal.aldeasocial.org/ al que puede adherisrse.
Un saludo. Otro Derecho penal es posible.