Leí con interés el artículo de Juan Antonio Estrada, publicado en alandar el pasado octubre, Laicidad del Estado y signos religiosos. Ahora he vuelto a leerlo, porque me sigue rondando el tema. Juan Antonio ha escrito en otras ocasiones sobre este mismo asunto y en la misma dirección.
El razonamiento de J.A. Estrada me parece impecable. Pero sigo perplejo. A ver si consigo expresar mi perplejidad. La pega que yo encuentro es que con ese paso y a ese ritmo nunca se abren camino las minorías. Los derechos de las minorías cuentan con la pasividad y la indiferencia de la inmensa mayoría y con la irritada oposición de una minoría dominante que ve amenazada su parcela de poder.
Pongo un ejemplo. El reconocimiento legal del matrimonio entre personas gays provocaba indiferencia, desconcierto, indignación o rotunda oposición según diversos sectores de la sociedad. Se podía argumentar que la medida no era oportuna, que había otros problemas más importantes y más urgentes. Hasta puedo aplicar una frase del artículo comentado: “¿Se puede ignorar la sensibilidad y emociones de generaciones y personas tradicionales”?
Otro ejemplo. El voto femenino no era ni de lejos una aspiración generalizada entre las mujeres españolas. Tampoco lo era entre los varones. Al final se abrió camino el reconocimiento de un derecho entre oscuros y cruzados intereses por una parte y la honesta y radical beligerancia por el sector feminista más consciente.
Asumo la complejidad de la sociedad. También asumo que puede haber sectores o personas partidarias de un Estado laicista (es decir, excluyente de la religión) mientras que existe otro sector o personas partidarias de un Estado laico (respetuoso y colaborador, pero claramente diferenciado de todas las religiones). Pero me sigue rondando la pregunta: ¿se trata de una conveniencia social o de un derecho? Por ejemplo, las personas no creyentes ¿tienen derecho a que sus representantes políticos no se identifiquen públicamente con una opción religiosa? O al revés, los representantes políticos ¿tienen derecho a no verse obligados a identificarse con opciones confesionales?
Como pienso que se trata de un derecho, me identifico con las personas creyentes y no creyentes que tratan de hacer realidad ese derecho. Pienso que es una exigencia de una sociedad plural y, por eso, también yo proclamo: Estado laico ¡ya!
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