“¿La derecha política y la defensa de la vida?”

En la defensa de la vida (grupos provida) abundan las organizaciones próximas a, colindantes e identificadas con, la derecha política, con todo lo que ello supone de muy potenciales y frecuentes conexiones entre la derecha política y la económica, social, cultural, e incluso eclesial y espiritual.

Siendo así, en principio entiendo que no tiene por qué ser malo el que exista en efecto esa relación, en cuanto que la defensa de la vida del nasciturus no sólo debería constituirse en defensa de un bien jurídico, sino acaso en algo más trascendental, a saber, en la defensa de un derecho básico, intrínsecamente humano: el derecho a nacer de toda vida humana. (Consideraciones muy distintas, obviamente, merecería la tesis de que la vida humana no comienza ni en el momento de la concepción, ni cabe considerar que es vida humana la vida de los primeros estadíos del ser humano, en las etapas embrionarias, en tanto no hay vida cerebral en ellas, etcétera.)

Por lo demás, el que sean las fuerzas sociológicas y políticas pertenecientes a ese amplio espectro social que se denomina mentalidad de derechas o conservadora, en principio no es algo que haga un mal predicamento de esas fuerzas de la derecha; en todo caso, harán que nos preguntemos dónde está la izquierda cuando se trata de defender tales principios. Sólo que, a fuerza de querer ser –digámoslo así- “exhaustivamente justos”, a la derecha política, económica, social, etcétera, habría que preguntarle dónde están cuando de lo que se trata es de la defensa de la dignidad de la vida no de la criatura que va a nacer, sino de la dignidad de la vida de los inmigrantes, los parados, los empobrecidos, las mujeres prostituidas… En estas luchas segundas, por tradición militante y por múltiples convicciones de alcance personal, las fuerzas de la llamada izquierda se hacen más presentes, abrumadoramente más presentes; por lo general, las organizaciones y las personas que se alinean en las fuerzas integradas en lo que convenimos en llamar derecha, suelen hacer mutis por el forro, se escaquean. Como si la cosa no fuese con ellos, toda vez que esas movidas siguen siendo protagonizadas por adalides del “mal vivir”, el pensamiento libre, el anticlericalismo, la revolución, el ateísmo…

En realidad, empero, nótese que, como bien se sabe, todos nos escaqueamos en mayor o menor medida: nadie es perfecto, nadie está libre de culpa, de responsabilidad; todos somos víctimas y a la vez victimarios de tantas situaciones de injusticia social.

Con todo, meaculpas aparte, me interesa aquí y ahora poner de relieve lo siguiente: ¿No será muy posible que con el solo acento que siguen empeñadas en poner las fuerzas de la derecha sobre la defensa de la vida del embrión o el feto humanos, en detrimento y olvido de otras luchas y defensas por la salvaguarda de esa misma dignidad humana machacada de otras maneras (guerras, hambre, pena de muerte, esclavitud infantil…), están cayendo en un cierto descrédito social, precisamente justo lo contrario, mire usted por dónde, de lo que persiguen?

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