Me llega de París con fecha 9 de diciembre, más concretamente de la ACER (Asociación para una Ciudadanía Europea de Residencia), un comunicado que, aunque no traducido aún al castellano, pide claramente al Presidente del Consejo Europeo la instauración de la ciudadanía europea de residencia, junto a la ciudadanía actual basada en la posesión de la nacionalidad de uno de los Estados miembros. También, y derivado de ello, se solicita el derecho al voto y a ser elegidos en las elecciones municipales y europeas para todas y todos los residentes europeos, sean de la nacionalidad que sean.
Me parece importante recordar que fue con el Tratado de Maastricht cuando se instauró una división en la atribución de los derechos a los residentes extranjeros en función de su sola nacionalidad cualesquiera que fueran por otra parte sus cualidades personales. Desde entonces los extranjeros se dividen en dos grupos bien diferenciados: “los buenos extranjeros” que tienen la nacionalidad de uno de los estados miembros, tienen la ciudadanía europea y por tanto el derecho a votar y a ser elegidos y elegibles en la elecciones municipales y europeas, y “los otros extranjeros”, mas de 15 millones en toda Europa (equivale a toda la población de los Países Bajos), que son excluidos. Curiosamente, sólo 8 países de los 27 de la Unión superan en habitantes a estos 15 millones de extranjeros no comunitarios que residen en la Unión Europea.
También que ya son varios los países que han ampliado el derecho de voto en las elecciones locales a los extranjeros no comunitarios con o sin derecho a ser elegidos (en el Reino Unido, los nacionales de la Commonwealth tienen el derecho de voto activo y pasivo a todas las elecciones y en consecuencia a las elecciones municipales y europeas)…
No se puede proclamar la adhesión de la Unión a la igualdad y a la democracia y excluir a esta población del debate democrático. El Consejo Europeo recuperaría buena parte de su perdida credibilidad si propusiera una modificación del Tratado de Maastricht para permitir la concesión de la ciudadanía de la Unión y el derecho de voto para las elecciones municipales y europeas a todos los residentes. Ante toda la gente de bien y a los ojos del mundo, sería un importante avance de la Unión hacia la igualdad y la democracia.
(*) Coordinador Provincial de IU en Albacete
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