Asombroso me parece una expresión demasiado benevolente para definir el evento del domingo 13 de septiembre en Cádiz; me refiero al II festival aéreo que nos ha costado a los contribuyentes 100 mil euros y de los cuales 20 mil los ha aportado el Ayuntamiento de dicha ciudad; todo, según dice el teniente de alcaldesa, «es una forma de vender la imagen de la ciudad». Creo que el fin no justifica los medios; ha sido un fin de semana entre ensayos ruidosos propios del evento y los altavoces relatándolo, poco en consonancia con lo que requerimos las personas que viajamos a esa ciudad a disfrutar de sus playas.
Por otro lado, produce una gran tristeza, en tiempos de crisis económica y energética, este despilfarro, aunque nos lo quieran vender como beneficios para la hostelería «según nos cuentan las autoridades», y que no todos los hosteleros opinan lo mismo. Hay otra forma de atraer visitantes sin recurrir a la cultura de la guerra, «perdón, de la paz, como últimamente se llama a esta cultura», con otros eventos deportivos o culturales.
Mientras tanto, al Ayuntamiento de Cádiz le quedan 75 mil euros para Ayudas Sociales para este año: ¡esto clama al cielo!
Para cuándo, en los impresos de la Declaración de la Renta, habrá una casilla para poder hacer la Objeción Fiscal a los gastos militares, igual que para la Iglesia.