Esta tarde hemos tenido clase de castellano en el Proyecto Rajab, en Jaén, y he hablado con Alí, paquistaní de 25 años que tiene la documentación en regla desde hace varios años, aunque ahora tiene difícil seguir manteniendo el contrato. Acoge en su casa a Ahmed, sin documentación en nuestro país, pues aún no lleva tres años en España y ni siquiera puede acceder a ello por la vía del arraigo, además de lo difícil que sería disponer de un contrato de trabajo en la situación laboral que atravesamos actualmente.
Ahmed, ha encontrado un techo y una mano amiga con Alí. Se conocen desde niños y llegó a Jaén tras sus pasos, donde encontró al amigo que lo acogió y supo acompañarlo en los primeros momentos de estancia en España. Ahora los dos trabajan en la venta ambulante, vendiendo esa mercancía que apenas deja un poco de dinero al fin de cada día para llevar esa vida austera pero digna que actualmente consiguen tener a duras penas.
Alí, con la documentación en regla, tiene el piso alquilado a un español que le ha preguntado por la documentación del resto de convivientes en el domicilio. Ha oído decir que si tiene el piso alquilado a personas sin papeles, puede ser un delito ahora.
Alí me pregunta. Sabe que no va a expulsar a su amigo del piso, sabe que su ética y su corazón se lo impiden, pero no tiene respuestas para su arrendatario. Si le dicen las leyes españolas que tiene una multa o incluso pena de cárcel por cobijar a su amigo, no lo entenderá pero lo asumiría, según me cuenta, pues no es capaz de expulsar a alguien conocido de su casa.
Me pregunto si es imprescindible añadir un punto más de dolor al inmigrante en situación ya de por sí precaria por la que atraviesa actualmente. Me pregunto si hemos perdido toda noción del bien y del mal en esta sociedad que solo parece entender de economía al servicio de las grandes financieras.
Me pregunto si será que Alí está equivocado y debe expulsar a su amigo de la infancia a la calle. Tramitar la renovación de su documentación es muy difícil, cada día más y con una sanción en su haber…mucho más complicado, por lo que debe obviar el corazón y hacer caso de nuestros políticos, expulsando a su amigo de casa. Cada uno que se busque la vida, como se la buscó él cuando llegó a España. Es la filosofía a la que poco a poco nos quiere llevar esta casta política tan alejada del sufrimiento del pueblo.
Hace poco ha conseguido sus documentos Babú, de nacionalidad india y que tras cinco años “atrapado” en Ceuta consiguió atravesar el muro de indiferencia y vergüenza que lo tenía allí retenido en terreno de nadie. Lo conocí a través de la Asociación Elín, que realiza un trabajo encomiable en Ceuta, en esa ciudad puerto de sueños, de subversión y de trabajo solidario de un buen grupo de voluntarios y voluntarias en relación con las religiosas vedrunas.
Babú acude a Jaén para presentar sus documentos y pernocta en casa. Nos llena el hogar de historias, de sueños, de luces, de esperanza y mis hijos aprenden de su mano cosas como su religión sij o costumbres de su exótico y lejano país. Venía sin documentos, a la espera de su tramitación en la Oficina de Extranjería de Jaén. Le han denegado el expediente en dos ocasiones y lo tramitó una tercera.
Soy consciente de que, con la reforma del Código penal, mi actividad hubiera sido del todo ilícita. Tendría pena de multa si la condena es de tres a doce meses o prisión si es de seis meses a dos años, Curiosa ley, que castiga el ansia por seguir soñando con una sociedad más justa, más entrañable, más solidaria, más de Dios.
Pero en este y en otros países seguimos construyendo muros: muros de separación entre personas satisfechas y marginadas, muros que son signo de la derrota del sentido común, del constatar que la compasión, el padecer – con, ya no tiene valor en sí, sino que hay leyes y políticas que, más allá del bien común, hablan en clave del bien de “mi” grupo, de “mi” economía, de “mis” privilegios.
Jesús, no estuvo nunca contra la ley (“no he venido a abolir la ley, sino a llevarla a plenitud”), sino contra las injusticias que, a diario, se cometían en nombre de la ley. Porque en nombre de la ley se atenta contra la dignidad de las personas y eso sí que ha de ser motivo de rechazo y de indignación personal y comunitaria.
Seguiré caminando de la mano de Alí, de Ahmed, de Babú, de Ibrahim, de Fallú, porque cada vez me doy más cuenta de que son ellos los que llenan de dignidad y de valores mi vida y la de mi familia. Porque sus luchas y anhelos son las luchas de las personas “ninguneados” por los poderes financieros, que son los que realmente “ordenan” el caos imperante. Y es junto a ellos, junto a los “anawim”, junto a ese “resto”, donde encuentro los valores que necesito para seguir amando, para seguir creyendo.
Son ellos y sus vidas los que hacen que, a diario, siga creyendo en esta sociedad, aunque para eso tenga que caminar junto a ellos…al margen de la ley.
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Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos (Art 1 Declaración Universal de los DDHH)
Excelente artículo de portada. Felicidades al autor por describir tan bien la situación que vivimos y viven miles de personajes en el mundo. El ser humano se ve abocado de nuevo como a lo largo de toda la historia del mundo a perder su propia integridad física para no perder sus valores humanos y éticos, no ya religiosos…
Hay que decir la verdad y actuar en consecuencia frente a los grandes poderes globalizado que nos quieren convertir en seres viles y mezquinos.
No lo van a conseguir, nos vamos a seguir ayudando y apoyando unos a otros pase lo que pase y pese a quiénes pese. Esa es la grandeza del Amor y el amor, gracias a Dios, es gratuito.
Seguiremos queriendo ayudar y repito aunque por eso arriesguemos la propia integridad física. Es así desde que el mundo es mundo.
Sólo hay que saber de que lado estamos y actuar en ese sentido
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos (Art 1 Declaración Universal de los DDHH)
Quise decir miles de personas, no personajes. Los personajes son los políticos y financieros que quieren despojarnos del sentido más humano que tenemos. La generosidad, la hospitalidad, el amor. Repito que no se lo vamos a permitir. La unión de amigos desde pequeños, la amistad, el amor al otro y sus costumbres. Eso es algo intocable que pertenece a la esfera más íntima del hombre.
De nuevo felicitaciones al autor de este magnífico artículo que nos hace reflexionar a y sentirnos personas humanas.Gracias.