La soledad no deseada ya es considerada un problema de salud pública por la Organización Mundial de la Salud. Numerosos estudios científicos evidencian que sentirse solo/a puede ser tan perjudicial como la obesidad, el alcoholismo, el tabaquismo o el sedentarismo

Un problema global con efectos más graves en la vejez
La dimensión que está tomando la soledad como fenómeno global también está evidenciando que ya no es un problema exclusivo de la vejez, sino que puede afectar a cualquier edad e, incluso, en la gente joven manifiesta tasas más altas según estudios recientes, como el publicado por el Observatorio Estatal de la Soledad no deseada. Ahora bien, no es lo mismo intentar escapar de ese sentimiento con 30 o 50 años que con 80.
Así lo viene constatando el trabajo de la Fundación Grandes Amigos (https://www.grandesamigos.org/), una ONG de ámbito estatal, con 20 años de trayectoria, que lucha contra la soledad no deseada de las personas mayores a través de programas de acompañamiento afectivo y socialización con personas voluntarias, y que, además, trabaja en la defensa de los derechos de la población mayor.
Dentro de la diversidad de personas mayores que forman parte de los proyectos que desarrolla Grandes Amigos, el perfil más habitual es el de: mujer, 84 años, vive sola en su domicilio, sufre una o varias enfermedades crónicas, tiene problemas de movilidad o necesita apoyo de otra persona para salir a la calle, habita en una vivienda no accesible, cobra una pensión baja y carece de una red de apoyo familiar o vecinal. Así es complicado llevar una vida social activa, clave para evitar la soledad.
Comenzó en un barrio
El proyecto arrancó hace 20 años, cuando se formalizó la labor que venía desarrollando un grupo de jóvenes en el barrio madrileño de Prosperidad. Entonces visitaban a personas mayores solas del barrio y organizaban meriendas para compartir buenos momentos en compañía desde la cercanía de lo vecinal.
Hoy en día, Grandes Amigos está presente en otros municipios de la Comunidad de Madrid además de en Galicia, Cantabria, País Vasco, Extremadura o la Comunidad Valenciana, ofreciendo cobertura estatal a través del acompañamiento telefónico.
Enfoque 360
Comprender cada una de los factores que intervienen en el fenómeno de la soledad es clave. Por eso Grandes Amigos, además de generar esos vínculos de amistad y apoyo mutuo desde lo comunitario, trabaja en las causas y las consecuencias de este sentimiento subjetivo, bajo una mirada 360: detección y prevención de la soledad, abordaje mediante diferentes programas de acompañamiento afectivo; socialización; medición de impacto; formación y sensibilización frente a los estereotipos y edadismos, que son causa directa de aislamiento y soledad.
A tenor de los resultados logrados hasta ahora y del futuro que se avecina, este “modelo participativo” se antoja como la mejor alternativa al gran reto de la soledad.
Cuando en Servicios Sociales o desde el Centro de Salud detectan una posible situación de soledad y derivan a esa persona mayor a Grandes Amigos, un profesional de la entidad acude al domicilio de la persona mayor o a la residencia donde vive. Este primer encuentro es fundamental para conocer la situación de la persona mayor, su contexto y circunstancias, historia de vida, redes de apoyo con que cuenta…, siempre sin juzgar, y escuchando sus necesidades y preferencias.
El “modelo participativo” implica lo individual y lo colectivo, empezando por el momento en el que Grandes Amigos le presenta una persona voluntaria a la persona mayor con el fin de que, semana a semana, tejan un vínculo de amistad.
Antes de que eso suceda, el equipo profesional ha intentado conocer a cada persona. Para ello, la entrevista que se realiza a las y los voluntarios intenta identificar sus habilidades y capacidades para adecuarlas a las de la persona que va a ser acompañada.
Empoderar a mayores y voluntariado
Este proceso resulta esencial para vincular a mayores y voluntarios en función de su afinidad y de las posibilidades de encuentro y comunicación, además del factor de proximidad geográfica. Con esto se pretende establecer lazos de amistad duradera y de calidad. Esa pareja de amistad formará parte de un “equipo de acción”, que agrupa a las diferentes personas mayores y voluntarias que participan en el proyecto en un mismo barrio o distrito. La idea es que tengan autonomía para dinamizar sus propias actividades, organizando meriendas grupales, talleres, formaciones… donde son las propias personas mayores y voluntarias quienes proponen y deciden las actividades que quieren compartir en grupo.
Creemos que este modelo participativo permite reducir el sentimiento de soledad de las personas mayores al facilitar que establezcan nuevas amistades y amplíen su red social. También contribuye a que disfruten de actividades acordes con sus intereses, fomentando su participación, lo que les hace ganar en autoestima, sentimiento de pertenencia y empoderamiento.
Grandes Amigos viene evaluando el impacto de este modelo participativo, recabando la opinión de las personas mayores y voluntarias a través de distintos estudios cualitativos y cuantitativos, que acaba de presentar: https://grandesamigos.org/resumen-jornada-tecnica-soledad-2023/
La clave para una sociedad del futuro
Vamos a vivir en un mundo más envejecido y solitario, con escasos o lejanos apoyos familiares. Si hoy uno de cada cinco españoles tiene 65 años o más, en 2050 seremos uno de cada tres, es decir, un tercio de la población serán personas mayores. Y en 2037 se prevé que uno de cada tres hogares en España estén habitados por una sola persona.
A estas proyecciones demográficas del Instituto Nacional de Estadística, hay que sumar otros factores: la baja natalidad y nuevos modelos de familia que hacen las familias cada vez más estrechas; un mundo globalizado que fomenta la movilidad geográfica; escasa conciliación de la vida familiar y laboral; un modelo urbanístico imperante que estira las ciudades y agranda las distancias y los tiempos de desplazamiento con nuestros seres queridos; estilos de vida cada vez individualistas e impersonales, y una discriminación por edad (edadismo) que se traduce en realidades como un rechazo social generalizado a todo lo que tenga que ver con la vejez (provocando más aislamiento y soledad) hasta la expulsión de las personas mayores y de sus puntos de confianza en los barrios (como el pequeño comercio) a través de fenómenos como la gentrificación y la invasión de las viviendas turísticas en barrios tradicionales.
Por tanto, lejos de seguir estigmatizando y escondiendo la soledad, el reto es naturalizar que en algún momento de nuestras vidas nos tocará convivir con ella y, sobre todo, aprender a gestionarla, de manera que seamos capaces de disfrutar de la soledad elegida y, a la vez, contar con las herramientas y los apoyos para superar la soledad no deseada cuando aparezca en nuestras vidas.
En la fundación fomentamos ecosistemas comunitarios donde nos coordinamos con todos los recursos del barrio: servicios sociales, centros de salud, centros de igualdad, policía, sector privado, (tanto grandes empresas como pymes y pequeño comercio), mercados, farmacias, asociaciones vecinales, entidades sociales, parroquias, ciudadanía… La participación de toda la sociedad es, y será, imprescindible para afrontar el gran desafío de la soledad no deseada y garantizar que cualquier persona pueda vivir con la compañía, la salud y la dignidad que se merece, independientemente de su edad.