Juan Pablo García Maestro, Editorial PPC 2009.
El subtítulo del libro define con bastante exactitud lo que Juan Pablo García Maestro, religioso trinitario y profesor en el Instituto Superior de Pastoral de la Universidad Pontificia de Salamanca en Madrid, nos quiere transmitir: “Hacia una teología en diálogo”.
Como dice Heleno Saña en el prólogo, “en un mundo donde parece predominar al lucha del todos contra todos, no deja de ser reconfortable sumirse en la lectura de un libro en el que, desde la primera a la última página, se aboga por la voluntad de diálogo…” Y es que el autor quiere dejar muy claro desde el principio que la teología, como el cristianismo, no nació para crear barreras ni establecer diferencias entre los hombres, sino para unirles y enseñarles a convivir fraternalmente.
¿Qué es lo que García Maestro se propone en este libro? Según sus propias palabras, quiere hacer teología:
1º.- A partir de la duda y de la negación de los que no creen y de la autonomía humana del pensar ético de nuestra sociedad postmoderna y secularizada. Para ello, analiza el desafío que hace la increencia a la teología y la responsabilidad de los cristianos en la génesis del ateísmo.
2º.- A partir de la realidad del mundo, la realidad sufriente de los excluidos de la historia. Pues si la Iglesia quiere ser fiel a Jesús, ha de estar allí donde se produce sufrimiento, allí donde están las victimas… en la cuneta, junto a los heridos. Esto es lo que le hará más humana y más creíble. Pero ¿cómo decirles a los pobres, a los que sufren, que Dios les ama…? De aquí la necesidad de “una iglesia samaritana”.
3º.- A partir del pluralismo cultural y religioso. En esta parte reflexiona más ampliamente sobre la necesidad de un nuevo diálogo ecuménico e interreligioso y apuesta por la necesidad de un mayor pluralismo teológico, analizando los diferentes enfoques continentales de la teología actual, desde las europeas y estadounidenses, a las de Latino-América, Asia y África.
Resumiendo mucho, podemos decir que es un libro en el que se nos invita no sólo a saber más, para “poder dar razón de nuestra esperanza”, sino sobre todo a hacer más y ser mejores seguidores de Jesús en nuestro mundo un tanto convulso, pero que es el que entre todos estamos construyendo y en el que nos toca vivir.