Desde agosto, las comunidades que viven en el distrito de Masisi (República Democrática del Congo) han sido desplazadas diariamente y al menos ha habido 18 muertos por represalias de los grupos opositores rebeldes. El Servicio Jesuita a Refugiados en Masisi ha sido testigo de la alarmante intensificación de la violencia entre los grupos rebeldes de las comunidades Hunde y Hutu, así como entre otros grupos armados en la zona. Los ataques dejan muchos grupos en situación muy vulnerable, sin la ayuda de las agencias de ayuda ni el apoyo de la comunidad.
La comunidad internacional debe responder a las peticiones de seguridad y ayuda humanitaria y obligar a las autoridades congoleñas a que garanticen la protección de estas poblaciones.
JRS
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