Thubten Wangchen, un monje budista tibetano nacionalizado español, se ha convertido en la piedra en el zapato del Gobierno de España cuando una demanda suya llevó al juez Ismael Moreno de la Audiencia Nacional a librar órdenes internacionales de arresto contra altos dirigentes chinos. Thubten denunció por presunto genocidio cometido en el Tíbet a los expresidentes Jiang Zemin y Hu Jintao, al ex primer ministro Li Peng y a otros altos cargos del Partido Comunista de China. El proceso buscaba juzgar a esos ex dirigentes chinos por su responsabilidad en torturas, ejecuciones y “políticas de planificación familiar que incluyeron abortos generalizados y esterilizaciones forzadas” contra la población de Tíbet. El juez ordenó en febrero a Interpol que emitiera una orden de arresto, con captura y prisión, contra los acusados de genocidio, torturas y crímenes contra la humanidad. China protestó de inmediato por la “injerencia” de España en lo que calificó como “asuntos internos”. Poco después, su Ministerio de Relaciones Exteriores le recordó a Madrid que en el futuro inmediato deberá honrar los préstamos que le facilitó Beijing.
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