Terminó la aventura, hace unos días que dejé de pedalear siguiendo los pasos del santo que se llamó a sí mismo el peregrino y las sensaciones son increíbles.
Paisajes, personas, conversaciones, momentos en los que pensaba que todo me iba rodado y otros en los que parecía que los elementos, principalmente el terreno y el viento, se habían compinchado para impedir el objetivo de llegar a Montserrat y Manresa.
La mayor enseñanza a nivel de preparación del camino es que para disfrutar del camino necesitas más días, menos esfuerzo y algo menos de cansancio. Sin duda este es un camino para encontrar a Dios en la naturaleza, en el silencio, en los templos grandes y pequeños que vas alcanzando en el camino. Pero para esto también necesitas tener la cabeza libre de pensar si vas a llegar antes de las siete o las ocho a destino, si te va a dar tiempo a hacer la colada para el siguiente día, si vas a poder encontrar una tienda donde comprar cena o un bar o restaurante abierto donde puedan darte de cenar. Supongo que es difícil que esto ocurra si las etapas más cortas que marqué en mi camino rondaban los 100 km y la más larga sumó 160. Merece la pena reservarse al menos diez días para realizar el camino en bicicleta. Las circunstancias finales hicieron que tuviera que planificar el camino para seis etapas.
[quote_right]Sin duda este es un camino para encontrar a Dios en la naturaleza, en el silencio, en los templos grandes y pequeños[/quote_right]
Justo al llegar a casa de vuelta estaba en el buzón el número de alandar de septiembre y al releer qué planteamientos tenía pensados para el camino y lo que realmente he hecho, me he dado cuenta de que ha sido prácticamente imposible cumplir ninguno. Tan solo he podido celebrar dos días la eucaristía. A esto hay que añadirle que en algún pueblo, como Arrubal, donde el albergue se encontraba bajo la iglesia, fue imposible celebrar: los horarios de eucaristía no son los del peregrino. Pensaba rezar laudes cada mañana, pero forzaba al máximo el descanso y, al menos, aprovechaba las noches para las completas en el móvil.
El camino
Una de las sorpresas más agradables del camino es el comprobar la buena señalización que tiene. Las flechas naranjas son visibles y colocadas en los espacios justos. Ni sobran, ni faltan. Bueno, alguna falta, especialmente en las calles de las ciudades y pueblos por los que pasas. Según José Luis Iriberri, responsable jesuita del Camino Ignaciano, es uno de los siguientes pasos: mejorar las relaciones institucionales, especialmente con las ciudades. Al ser preguntado por la señalización del camino, comenta que fue un proceso entre campos de trabajo, voluntarios y personal local que ha señalizado cerca de su zona.
El camino es una gran mezcla entre recorridos de montaña, caminos cerca del Ebro y algún tramo de carretera. Durante gran parte del tramo del Ebro y algún tramo más en Cataluña uno se puede sentir un tanto encajonado, ya que el camino transcurría entre el río a la izquierda y una vía férrea a la derecha.
Más allá de algún tramo cerrado por obras y algo menos de un kilómetro no cuidado en la provincia de Huesca, para la bicicleta los tramos más duros fueron los de los Monegros que, tras unas lluvias la noche anterior, se convirtieron en arcilla que se pegaba a las ruedas e impedía el movimiento. En esos momentos se pudo continuar por asfalto, lo que mitigó el problema.
Templos marianos
Una de las constantes en la búsqueda de San Ignacio y en nuestro camino es la de dejarnos acompañar por María. El camino sigue sus pasos acercándonos a tres de los principales templos dedicados a la Virgen en España.
Desde la sorpresa de “tropezarte” con Aránzazu entre las montañas, la majestuosidad del Pilar en Zaragoza o la magia y la felicidad que irradia Montserrat, sabiendo que has llegado a uno de los finales de la peregrinación y está cerca el final en Manresa. Es María una figura inseparable del camino y de la vida y búsqueda del peregrino.
El futuro del camino
En el diálogo con el jesuita José Luis Iriberri, este despeja de una manera clara el futuro del camino: “Que Roma haya declarado este año como año jubilar del Camino Ignaciano consolida la peregrinación”, aunque siguen faltando recursos para los peregrinos, como más albergues y servicios para mejorar la experiencia. “Se necesita dinero y apoyo público para aumentar el número de peregrinos –continúa Iriberri– y que florezca la inversión privada”. Seguramente el trabajo de promoción continuará para culminar en el año 2022, que de nuevo será año jubilar, celebrando el quinto centenario de la realización del camino por parte de San Ignacio de Loyola. Será una oportunidad para descubrir más y mejor a esta impresionante figura de la Iglesia española y universal.
“Simbología del Camino Ignaciano”
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[col type=»1_3″ class=»»][styled_box title=»La flecha naranja» class=»sb_blue»] No solo marcan la dirección del camino, sino el sentido hacia el que continuar la marcha.[/styled_box][/col] [col type=»1_3″ class=»»][styled_box title=»El sol jesuítico» class=»sb_blue»]
Trata de crear una simbología análoga a la concha en el camino de Santiago, la señalética más institucional.[/styled_box][/col] [col type=»1_3″ class=»»][styled_box title=»El logotipo del camino» class=»sb_blue»]
Muestra un perfil del Santuario de Loyola que se une con otro perfil de las montañas “serradas” de Montserrat, indicando la unión que termina realizando el camino.[/styled_box][/col][/row]